5 directores argentinos imprescindibles de nuestra época

Los sábados del mes noviembre, a las 22:30, dedicamos la parrilla de SundanceTV a la proyección de películas de diferentes autores y géneros, unidas por el nexo común de su origen argentino. No podemos dejar pasar la oportunidad desde nuestro blog, por tanto, para hablar de cinco de los directores más importantes de las últimas décadas de esta gran nación de la América del Sur.

Adolfo Aristarain (n. 1943)

Iniciamos esta selección con un autor sin cuya obra no se entendería el cine argentino y español de los años 80 y 90. Tras más de 20 películas como ayudante de dirección para realizadores de la talla de Vicente Aranda o Sergio Leone, ya desde su ópera prima su obra se ha caracterizado por la solidez de unos guiones –escritos por él mismo– de diálogos ágiles y sutiles, cargados de crítica social y psicologismo, que plasma con imágenes elegantes y transparentes. A él le debemos haber disfrutado del talento de Federico Luppi, su actor fetiche. Obras como Tiempo de revancha (1987), Un lugar en el mundo (1992) o Lugares comunes (2002) son de visión obligada para cualquier cinéfilo.

Marcelo Piñeyro (n. 1953)

Este director y guionista se ha convertido en un cronista sensible, sólido e inteligente de la tumultuosa historia argentina del fin del milenio; de ahí que muchos de sus filmes estén cargados de violencia física y psicológica y se centren en personajes atormentados, criminales o al límite, cuyos dramas íntimos a menudo se constituyen en metáforas de los males de su sociedad. Entre sus mejores trabajos se cuentan Cenizas del paraíso (1997), Plata quemada (2000) o Kamchatka (2002).

Lucrecia Martel (n. 1966)

Una de las voces más originales y potentes del panorama fílmico argentino, Martel ha cosechado un inmenso prestigio crítico gracias a una trayectoria que habla a la inteligencia del espectador, pues emplea una narrativa críptica y elíptica, muy alejada de los usos convencionales. Calificada a menudo como “la versión argentina” de David Lynch, en su cine prima la creación de atmósferas y el empleo de elementos simbólicos, donde hay también espacio para la crítica social y el análisis psicológico. Destacamos películas como La ciénaga (2001), La mujer rubia (2008) o Zama (2017).

Pablo Trapero (n. 1971)

Uno de los máximos exponentes del denominado “nuevo cine argentino”, una ola de renovación formal surgida en los años 90 del pasado siglo, sus películas se caracterizan por adscribirse mayoritariamente a un realismo detallista y cotidiano, mediante el cual, las cuitas de sus personajes se convierten en emblema de la injusticia del contexto socioeconómico en el que habitan. Algunas de sus mejores cintas son Mundo grúa (1999), Leonera (2008), Carancho (2010) o El clan (2015).

Lisandro Alonso (n. 1975)

Con tan solo cinco largometrajes en su haber, este bonaerense ya goza del estatus de autor de culto, gracias a una obra tan formalmente exigente como lírica y arrebatadora, que apoya su discurso en el elemento íntimo y emocional de sus historias, lo que da lugar a una narrativa contemplativa y pausada, que, más que contar, crea paisajes, atmósferas y silencios. Si no puedes ver todas sus películas, te recomendamos que, al menos, veas Los muertos (2004), Liverpool (2008) y Jauja (2014).

El antepenúltimo mohicano

Park City, Utah.

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