5 películas sobre muertos vivientes que no te puedes perder

El 28 de junio se estrena la última película de Jim Jarmusch, Los muertos no mueren: una nueva vuelta de tuerca al género de los zombis. Frente a otros mitos del terror, los muertos vivientes se han convertido en la pesadilla colectiva más recurrente del siglo XXI. ¿El motivo? La alienación de la vida urbana, intensificada por las nuevas tecnologías, y el miedo a una transformación catastrófica de la naturaleza por culpa del hombre. Desde SundanceTV seleccionamos algunas de las mejores películas sobre el tema. ¡Vigilad vuestros cerebros!

Yo anduve con un zombie, de Jacques Tourneur (1943)

Clásico de la serie B, es una adaptación libre de Jane Eyre de Charlotte Brontë con vudú, exotismo y posesiones mentales de por medio. La creación de atmósferas marca de la casa de Tourneur va cargando de tensión y un oscuro romanticismo la historia de Betsy (Frances Dee), una enfermera que viaja a una isla antillana para cuidar de Jessica (Christine Gordon), la esposa catatónica de Paul Holllan (Tom Conway), terrateniente de quien se enamorará. Aproximación a la figura del zombi muy alejada de la visión estándar, tiene continuidad en películas como La serpiente y el arcoíris (1988) de Wes Craven.

La noche de los muertos vivientes, de George A. Romero (1968)

En esta lista no podría faltar la película que estableció el canon actual del mito del zombi. Ejemplo por excelencia de cine underground, la endeble premisa argumental (las radiaciones de un satélite hacen resucitar a los muertos) pronto es superada por una magnífica realización, ágil y verista, que va cargado de progresiva angustia los acontecimientos. Lo más sorprende de la obra, sin embargo, es su ataque frontal a la moral imperante en Estados Unidos, con lo que puede ser leída en clave de metáfora de una sociedad infatilizada, racista, machista… y descerebrada.

No profanar el sueño de los muertos, de Jorge Grau (1974)

Clásico imprescindible del terror español, cuya vigencia se basa tanto en una estética que emplea el color simbólicamente como en la búsqueda a ultranza del realismo, lo que explica que dé una razón plausible a la resurrección de los muertos, en la que se inserta una crítica ecologista. Mezclando el giallo con La noche los muertos vivientes, la obra está impregnada de un fatalismo muy propio de su época, encarnado en esos zombis que, más que actuar como marionetas sin alma, expresan una furia justificada hacia esos vivos incapaces de respetar el orden natural.

28 días después, de Danny Boyle (2002)

Pero si de revisitación realista del género hablamos, es esta obra del realizador inglés la que ha marcado un antes y un después. ¿La razón? Inspirarse en el clásico de la ficción especulativa de John Wyndham, El día de los trífidos (1951); y no solo porque ambas obras comparten un arranque similar –un personaje alejado de la cotidianeidad del mundo por estar hospitalizado, al recobrarse descubre una realidad postapocalíptica–, sino porque, como en la novela, la película incide sobre todo en las reacciones psicológicas ante el desastre, que van desde lo heroico hasta lo abyecto, y mezcla hábilmente la ciencia ficción con el terror.

Tren a Busan, de Sang-ho Yeon (2016)

Vibrante ejercicio de estilo, dado que la acción se desarrolla en el interior de un velocísimo tren bala, es una de las grandes películas de zombis de los últimos años, a la vez claustrofóbica y dinámica. Bebiendo de algunos de los clásicos aquí citados a una velocidad de infarto, también se inspira en Snowpiercer (2013), de su compatriota Bong Joon-Ho, pues comparte con ella el espacio recluido del tren y la estructura climática que este impone. Además, critica asimismo su realidad social, tan clasista y superficial.

El antepenúltimo mohicano

Park City, Utah.

Más en el blog: Panorámica del Festival de Karlovy Vary 2019