6 interpretaciones imprescindibles de Tom Hardy con motivo de su cumpleaños

El 15 de septiembre es el aniversario de uno de los actores de mayor proyección y prestigio en la actualidad. Hay incluso quien lo compara con Marlon Brando; y no es para menos, pues como este no anda escaso de talento interpretativo, arrollador carisma, atractivo varonil y una manera de afrontar sus papeles cargada de visceralidad. El telefilme Stuart: A Life Backwards (2007) lo puso en el punto de mira de la crítica especializada; y si bien ha seguido haciendo grandes actuaciones en series como Peaky Blinders o Taboo, celebramos su cumpleaños destacando algunos de sus trabajos para la gran pantalla.

Bronson, de Nicolas Winding Refn (2008)

En la línea habitual de su autor, este relato estilizado, violento y surrealista reflexiona sobre la alienación del mundo contemporáneo y orbita totalmente en torno a su desquiciado protagonista, nacido en el seno de una respetable familia como Michael pero que asume la identidad de Bronson (inspirado en el famoso Charles). Hardy logra equilibrar el lado salvaje y monstruoso del personaje con el cómico, con lo que es imposible no recordar a otros “psicópatas entrañables” como Alex DeLarge o Bill El Carnicero.

Warrior, de Gavin O’Connor (2011)

Cinta que mezcla el drama pugilístico con el familiar, trata sobre dos hermanos muy diferentes, el sensato Brendan (Joel Edgerton) y el amargado Tommy (Tom Hardy), marcados por la mala influencia de su padre, Paddy (Nick Nolte), un ex alcohólico que fue campeón de lucha libre. Hardy transmite con brillantez el rencor que acumula su personaje, en una película poco original pero muy efectiva, que guarda puntos de contacto con la más conocida The Fighter (2010) de David O. Russell

El topo, de Tomas Alfredson (2011)

Esta espléndida adaptación del clásico del espionaje de John le Carré cuenta con la flor y nata del cine británico llevando a cabo unas interpretaciones tan brillantes como la propia película. A Hardy le corresponde el papel de Ricki, el agente del MI6 que más humanidad demuestra, a través de su enamoramiento y su sentido de culpabilidad. Como curiosidad, destacar que volvió a actuar con su gran amigo Benedict Cumberbatch y que pudo compartir escena con su ídolo personal, Gary Oldman.

Locke, de Steven Knight (2013)

Si hay una película que depende de una interpretación es esta, pues, a lo largo de sus 85 minutos, únicamente aparece un personaje en pantalla (del resto, oímos su voz): Ivan Locke (Tom Hardy), el capataz de una construcción que abandona su puesto en un momento crítico para conducir desde Gales hasta Londres y asistir al nacimiento de su hijo ilegítimo. Minimalista, lúcida y amarga reflexión sobre el deber individual, no es de extrañar el nombre del absoluto protagonista del relato, inspirado en el filósofo John Locke.

El caballero oscuro: la leyenda renace, de Christopher Nolan (2012)

Si su rol en otra obra de Nolan haría popular su rostro entre el gran público –nos referimos, por supuesto, a Origen (2010)–, aquí Hardy mantendría oculto, precisamente, su rostro tras una máscara para encarnar al villano de la función, Bane. Desde luego, para un actor es todo un reto interpretar sin disponer de su principal instrumento de trabajo, pero Hardy supera el desafío con nota mediante la fisicidad de sus gestos y la modulación de su voz.

Legend, de Brian Helgeland (2015)

Esta película no es la mejor producción en la que ha participado Hardy, pues desaprovecha su magnífica ambientación en el Londres de los años 60 para convertirse, pese a su humor gamberro, en un filme en el fondo muy convencional. Sin embargo, Hardy brilla con luz propia con su doble papel de Reggie y Ron Kray, gemelos idénticos, aunque de personalidades opuestas, que ascienden a golpes a la cima del submundo criminal.

El antepenúltimo mohicano

Park City, Utah.