Cineastas entre líneas: cuando Dano conoció a Ford

El cine y la literatura siempre han estado muy unidos: escritores que han sido guionistas, grandes obras de la literatura han sido adaptadas por grandes maestros del celuloide… y, bueno, luego está la típica frase que todo el mundo usa tras ver la adaptación de su novela favorita: me gustó más el libro. Es parte de los tópicos del séptimo arte. Y es que trasladar a imágenes todos y cada uno de los recovecos que se esconden en una obra literaria puede ser una empresa imposible, y puede que aquellos que han fracasado en el intento sean los que se han centrado demasiado en capturar todas y cada una de las cosas que ocurren en la obra original para olvidarse de capturar la esencia de lo escrito. Aun así, estamos convencidos de que podemos encontrar propuestas y adaptaciones muy dignas que nos hacen recobrar la fe en que es posible llevar a imágenes las palabras. Por eso iniciamos con este artículo la serie “Cineastas entre líneas”, en la que destacaremos diversas adaptaciones literarias que, bajo nuestro punto de vista, han sabido trasladar con acierto la pluma de sus autores.

Empezamos con una película que todavía no ha llegado a nuestras pantallas y que fue una de las sorpresas agradables del pasado Festival de Sundance. Paul Dano, que este martes 19 de junio cumplió 34 años, ha tenido una carrera verdaderamente meteórica: desde que muchos lo descubrimos como el hermano hermético y testarudo en Little Miss Sunshine, nos ha sorprendido con cada papel. ¿Quién no lo recuerda como el carismático y vehemente pastor Eli Sunday en Pozos de ambición? ¿O el sospechoso Alex Jones al que el personaje de Jake Gyllenhal somete a un duro interrogatorio con tortura incluida en Prisioners? Dano es de esos actores inquietos que ha construido en pocos años una carrera llena de matices con personajes de todo tipo. Por el tipo de papeles que escoge, se podría decir que a Paul Dano le van los retos. Y su nuevo reto es mayúsculo: justo en la cúspide de su carrera, el actor neoyorquino se la juega poniéndose tras las cámaras, y nada más y nada menos que adaptando a Richard Ford.

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¿Quién es Richard Ford? Algunos lo han descrito como el Faulkner de finales del siglo XX. Ganador del Premio Princesa de Asturias de las Letras en 2016, lo cierto es que la historia de Richard Ford bien merece su propio libro: nacido en Arkansas en el seno de una familia humilde, se interesó tarde por la literatura debido a su dislexia. Empezó estudiando gestión hotelera para terminar centrándose en derecho hasta que un día, después de que le robaran el coche con todos los libros sobre leyes dentro, se planteó si de verdad quería ser abogado. Y se dio cuenta de que no. Se casó con su novia, se mudó a Nueva York y empezó a buscar suerte como escritor. El gran éxito le llegó con el personaje de Frank Bascombre, según algunos su “álter ego” y protagonista de sus novelas más famosas: El día de la independencia y Acción de gracias. Pero Paul Dano se fijó en una de sus obras menos conocidas. Wildlife capturó al actor por, según sus propias palabras, mostrar como una familia parece feliz por fuera, pero cuando te acercas un poco te das cuenta de que por dentro se está desmoronando.

Aunque en el libro se habla mucho más del contexto histórico y de la América de la Gran Depresión, Dano se centra en cómo el joven Joe es testigo del derrumbe del matrimonio de sus progenitores: su padre abandona el hogar a combatir los grandes fuegos que asolan Montana en una huida tras su reciente pérdida del empleo; su madre renuncia a ser la esposa que espera resignada en casa y se atreve a vivir bajo sus propias reglas. En medio, el joven Joe asistirá atónito al descubrimiento de lo que significa la madurez, de cómo ser adulto consiste en entregarse a ciegas al engaño de la felicidad cuando todos los planes han fallado. Dano coloca su cámara siempre a la altura de Joe, interpretado por el debutante Ed Oxenbould, y eso le ayuda a fijar un punto de vista clave para el desarrollo de la historia. Dano sigue al pie de la letra el consejo que le dio Ford: “mi libro es mi libro; tu película es tu película: no me harías ningún favor si tratas de complacerme”. Y así lo hizo. Con un guion escrito junto a su pareja Zoe Kazan, el joven realizador hace suya la historia completamente, dándole un ritmo que permite observar cada pequeño detalle que empuja al desmoronamiento del núcleo familiar siempre desde la retina de Joe. Pero, sobre todo, nos permite admirar la excelente interpretación del trío protagonista: el citado Oxenbould, Carey Mulligan y Jake Gyllenhaal.

 

El antepenúltimo mohicano

Park City.

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