El teatro a través de 5 películas

En su nacimiento, el séptimo arte fue de la mano del arte escénico, hasta el punto de que algunos de los pioneros del cine (Guy, Méliès, Chomón) lo que hicieron fue transformar el espectáculo del circo y las variedades a un nuevo lenguaje, el de las imágenes en movimiento. Además, es frecuente la adaptación a la gran pantalla de obras teatrales de éxito, tanto clásicas como contemporáneas. De ahí que, desde SundanceTV no podemos dejar pasar la oportunidad de homenajear al arte dramático en su día internacional, el 27 de marzo, con 5 películas ambientadas en el mundo de los escenarios.

Eva al desnudo, de Joseph L. Mankiewicz (1950)

Era inevitable empezar por el que es, quizás, el filme más mítico sobre el teatro, gracias al buen hacer de Mankiewicz, que da lo mejor de sí mismo como guionista, realizador y director de actores. La historia del meteórico ascenso de Eva (Anne Baxter), desde ser una simple fan de Margo (Bette Davis) a sustituirla en los escenarios, sirve para retratar los claroscuros de un mundo donde el arte, la pasión y la creatividad han de lidiar con el orgullo, la ambición, el esnobismo y la egolatría.

Noche de estreno, de John Cassavetes (1977)

Clásico entre los clásicos del cine independiente, cuyo argumento sirvió de punto de partida de Todo sobre mi madre (1999) de Almodóvar, estamos ante una película que mezcla vida, teatro y cine con una honestidad tan brutal que su visionado, en algunos tramos del metraje, resulta realmente incómodo para el espectador. Reflexión lúcida y amarga sobre el paso del tiempo, la pérdida de las ilusiones y la decadencia física, contrapone a todo ello el mantenerse fiel a uno mismo.

Vania en la calle 42, de Louis Malle (1994)

Última película del maestro francés, es una adaptación minimalista de El tío Vania (1899) de Chéjov, que incide en los resortes de representación formal del teatro y del cine, al entrelazar realidad y ficción. Consistente en una lectura dramática del clásico del escritor ruso a cargo de un grupo de actores en un destartalo teatro de Nueva York, se trata de un largo ensayo sin vestuario, sin puesta en escena y casi sin interrupciones, en el que aflorarán los sentimientos y las tensiones latentes entre los intérpretes.

Platform (Zhantai), de Jia Zhangke (2000)

Uno de los grandes rapsodas de la China de nuestros días, el autor ya perfila, en este su tercer filme, una visión caótica de la realidad de su país, sumido en un cambio tan vertiginoso que arrastra o transforma a las criaturas que lo habitan. Ambientado en los años 80, se centra en las desventuras de los miembros de una compañía de teatro estatal, que se ven obligados a elegir entre la privatización o la reconversión, lo que resume, con amargo humor y honda melancolía, la caída de la utopía comunista y la irrupción del feroz capitalismo neoliberal.

Sin vergüenza, de Joaquín Oristrell (2001)

Terminamos con una de las perlas ocultas de la cinematografía nacional. Comedia que gira en torno a una escuela de actores de Madrid y a las relaciones que se establecen entre varios personajes vinculados a ella, es toda una declaración de amor al cine, a la literatura, al teatro y al arte de interpretar. Cuenta con una trama de enredos que evoca los clásicos de la alta comedia (Lubistch, Sturges, Cukor…) y conjuga impecablemente los momentos de humor con los de conflicto sentimental y reflexión artística.

El antepenúltimo mohicano

Park City, Utah.

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