El top 5 del nuevo cine británico

Pocos países se abogan tanto por la producción de cine independiente de calidad como lo hacen las naciones que constituyen las islas británicas. Esta inversión cultural y, sobre todo, la confianza que la administración deposita en las nuevas generaciones de cineastas, ha posibilitado la aparición de algunos de los títulos más representativos del cine europeo. Teniendo en cuenta que los conocidos premios BAFTA presentan una gran participación de películas de financiación independiente, es muy destacable que, además, a finales del siglo XX, se crearan los BIFA, cuyo certamen está destinado a reconocer los méritos de los nuevos realizadores británicos y a promocionar sus producciones independientes para facilitar el acceso a un circuito comercial mucho más amplio. Así, el cine independiente británico fue uno de los primeros en romper con el estigma de baja calidad, promovido por la falacia de que lo barato es sinónimo de vulgar, otra consecuencia del asociacionismo popular. Obras como Third Star (2010) demuestran la versatilidad y el talento de nuevos directores para trabajar con actores tan reputados como Benedict Cumberbatch y obtener un producto de gran calidad y potencia dramática, sin la necesidad de desembolsos astronómicos.

Y ahora, sin más dilación, pasamos a la propuesta de nuestro Top 5 de las mejores películas independientes de cine británico en lo que llevamos de siglo:

’71 – Yann Demange, (2014)

Una de las películas que mejor ha sabido manejar y dirigir la tensión de forma progresiva, añadiendo gradualmente elementos desestabilizadores a la trama para conducir al protagonista a una situación de estrés excepcional, digna de un final tan sorprendente como bien elaborado.

Red Road – Andrea Arnold, (2006)

La ópera prima de Andrea Arnold supuso un viaje a lo más profundo de la degeneración humana y, sobre todo, una historia de venganza de intensidad inusitada hasta la fecha. Fiel al estilo de asfixiante sordidez de la escocesa Lynne Ramsay, la realizadora va desarrollando la trama desde un punto de vista extradiegético para impedir que el espectador pueda adelantarse, mediante la especulación, a los sorprendentes giros de guion.

Hunger – Steve McQueen, (2008)

Otro ejercicio sobresaliente, en esta ocasión del ganador del Óscar, Steve McQueen, es Hunger, que relata la brutal lucha psicológica llevada a cabo por los prisioneros políticos del IRA en la cárcel de Maze en el norte de Irlanda. Aparte de la evidente calidad narrativa de un guion muy elocuente, destaca la significativa utilización de los silencios, la elipsis y las escenas de diálogos con las que McQueen consiguió la Cámara de Oro en Cannes 2008.

Sexy Beast – Jonathan Glazer, (2000)

Glazer compuso uno de los retratos menos románticos que jamás se han hecho del crimen organizado. Sexy Beast funciona como un filme desmitificador y gamberro acerca de un extravagante sujeto que siembra el caos en un mundo de fastuosidad desmesurada. Una historia de irreverente brutalidad liderada por un Ben Kingsley en una de las mejores interpretaciones de su carrera.

Indefenso – Mike Leigh, (1993)

Pese a ser una película de finales del siglo XX, no podíamos dejar fuera de un Top 5 de cine indie británico a una cinta que debería estar dentro de cualquier debate sobre la mejor película del Reino Unido de la época moderna. Un viaje cinematográfico sombrío y pesimista en el que se aprecia el desencanto de las nuevas generaciones por el inmovilismo de una sociedad obsoleta y sin oportunidades para los jóvenes. Toda una visión metafórica que se atreve a equiparar al protagonista con el mismo diablo.

Por: Alberto Sáez Villarino