Grandes directores de Australia

En este recorrido por la variedad ambiental australiana con Upright, que podemos extrapolar al momento de auge de un cine que lleva tres décadas compitiendo con el norteamericano y británico, es momento de hablar de sus figuras en la dirección. Adentrarse en la cinematografía aussie nos lleva a clásicos vivos que nos han deleitado en los últimos años con verdaderas joyas. A las viejas glorias como Peter Weir o George Miller se han unido autores como Andrew Dominik, Gregor Jordan -autor de dos joyas locales como Two Hands (1999) o Ned Kelly (2003)— o Cate Shortland –directora de la fantástica Lore (2012). A este subgrupo se podría haber unido perfectamente el malogrado Heath Ledger, que preparaba su primer largo, The Queen Gambit, tras breves escarceos por el mundo del videoclip –con Morning Yearning para su amigo Ben Harper, entre otros.

A continuación, les presentamos a los directores más representativos de la Australia fílmica. De paso, nunca está de más, les invitamos a que revisen la filmografía del primero. Es toda una delicia.

Peter Weir

No podemos cesar de declarar nuestro amor a uno de los grandes directores vivos. Peter Weir representa lo mejor del cine australiano-norteamericano de evasión, da igual en qué década haya estrenado. Si no nos creen, revisen estos títulos: Picnic en Hanging Rock (1975), Gallipolli (1981), Único testigo (1985), El club de los poetas muertos (1989), El show de Truman (1998) o Master & Commander (2003). Toda una oda al clasicismo bien entendido. Su último filme, también excelente, es Camino a la libertad, estrenado en 2010. ¿Podremos ver una película más de este gigante?

George Miller

Otro director veterano, que parecía jubilado, pero que volvió y de qué manera: con la mejor película de acción del siglo XXI, Mad Max: Furia en la carretera. El director de Brisbane ha cimentado su escueta carrera sobre la franquicia Mad Max, pero no hay que olvidar títulos fundamentales en los 90 como Babe, el cerdito valiente (1995) –hay que recordar que fue nominado al Oscar a mejor película—, o el thriller Calma total (1988), todo un éxito en taquilla.

Mel Gibson

Con su segunda película, Braveheart (1995), logró una cinta de impacto que consiguió el máximo galardón en los Oscar. Un sensacional filme que adaptaba muy libremente las heroicidades del guerrero escocés William Wallace y que explotaba una puesta en escena maximalista, dominada por las grandes batallas. Sin embargo, su valor se halla en el equilibrio con los momentos más íntimos y emocionales. A partir de ahí, la estela de su trayectoria fue decreciendo, aunque su buena mano se mantuvo intacta en trabajos como la polarizada La pasión de Cristo (2004) y, sobre todo, Apocalypto (2006), donde ratificaba su don para la épica. Su último largo ha sido Hasta el último hombre, una obra meritoria donde mezcla acción bélica y fe pero que no supera el segundo visionado.

Baz Luhrmann

Filmografía sin demasiados títulos pero que tocó a diferentes generaciones. Luhrmann siempre se distinguió por ser un amante del barroquismo en la puesta en escena, de los diálogos de folletín y de la compilación de superestrellas del celuloide. Qué decir de filmes como Romeo + Julieta de William Shakespeare (1996), Moulin Rouge (2001) o El gran Gatsby (2013). Obras de su tiempo, donde el color es el gran protagonista y que, ante todo, nos hace preguntarnos ¿por qué no vemos más películas de este director nacido en Sídney? Probablemente sea el realizador con más proyectos malditos de la historia.

Andrew Dominik

En este último hueco cabía un director/a de la última hornada pero nos hemos decantado por este oriundo de Nueva Zelanda pero nacionalizado australiano que se descubrió internacionalmente con la cinta de género Chopper (2000) –que a su vez nos presentaba al excelente Eric Bana—, y que consiguió enamorarnos con una de las mejores películas de este siglo: El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford (2007). Sus siguientes filmes, Mátalos suavemente (2012) y el documental One More Time With Feeling (2016) –con Nick Cave—, pese a su calidad, han pasado bastante desapercibidos. Su siguiente obra, Blonde, se esperaba este año en la Oscar Race pero tendremos que esperar a la próxima temporada. Mientras tanto, lo puede disfrutar en varios episodios de la segunda tanda de Mindhunter.

El antepenúltimo mohicano

Park City, Utah.

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