Grandes películas danesas

Dentro del concierto fílmico europeo, Dinamarca siempre ha sido una silenciosa potencia. Desde la proyección de En trineo con perros groenlandeses (Kørsel med grønlandske Hunde, Peter Elfelt, 1987), la primera obra audiovisual registrada, el país peninsular se erigió en una cuna de pioneros que dieron lustre al cine mudo del viejo continente en las dos primeras décadas del siglo XX. Justo en esta etapa llegó su primer gran realizador: Carl Theodor Dreyer, que estrenó su primera ficción en 1919 titulada El presidente (Præsidenten). Dreyer, considerado uno de los grandes directores de la historia, fue el faro para coetáneos y generaciones posteriores, otorgando a la pequeña nación escandinava una filmografía bastante regular, con varias corrientes de interés y que nunca ha dejado de producir grandes realizadores.

Así, de Dreyer a Nicolas Winding Refn, pasando por Asta Nielsen, Barken Margrethe, Johan Jacobsen, Erik Balling, Thomas Vinterberg o Lars von Trier, Dinamarca ha tejido una industria y estilos reconocibles, siendo «Dogma 95’» el movimiento de mayor impacto mediático que encuentra en la actualidad su anverso con el mestizaje de sus producciones del último lustro, con autores como Ali Abbasi y Milad Alami. Además, Dinamarca es el basamento principal del auge del cine islandés, primero porque la mayoría de sus cineastas se han formado en el Danish Film Institute; segundo, porque apoya en coproducción a la gran mayoría de filmes de la ínsula.

A continuación, y para celebrar el futuro estreno de The New Nurses, el hit televisivo del año en Dinamarca, elegimos las mejores películas de su historia.

Dies irae (1943)

Partiendo de que podríamos completar este listado con largometrajes de Dreyer sin oposición alguna, elegimos, para empezar, una de sus primeras grandes obras a ojos del público. Dreyer, un esteta de la imagen que pese a su interés en el color se centró en la oscuridad, ambiental y emocional, en sus obras, es quizás el director más influyente en el cine del viejo continente, ya que autores como Bergman o integrantes de la Nouvelle vague se mostraron enormemente permeables a su visión cinematográfica. Dies irae, cuento medieval sobre brujería, es uno de los trabajos fundacionales del cine de autor europeo y así se lo reconocieron creadores posteriores. Un filme magnético, complejo, difícilmente digerible pero que se sustenta en una imagen que avanza el modernismo. Una obra adelantada a su tiempo, como el propio Dreyer.

Ordet (La palabra) (1955)

«El milagro de Ordet, al fin y al cabo, es paradójico. Su naturaleza es trascendental, pero se conjura por un deseo de permanencia terrenal», subraya Miguel Muñoz Garnica en su ensayo sobre la obra maestra de Dreyer. Como el anterior, un largometraje de una gran profundidad, conformado por numerosas capas que sigue las vidas de los hijos del del granjero de Jutlandia Morten Borgen: Johannes, un estudiante de Teología admirador de la obra de Kierkegaard que se identifica con la figura de Jesucristo; Mikkel, un padre de familia; y Anders, el más joven, que está enamorado de la hija del líder de un movimiento religioso radical. Una película capital no solo en lo fílmico, sino también en lo filosófico.

Celebración (1998)

Saltamos cuatro décadas para centrarnos en la que es la mejor película de un realizador fantástico: Thomas Vinterberg. Celebración, Premio Especial del Jurado del Festival de Cannes, nos traslada a la cena de una familia burguesa en honor del patriarca de esta, que cumple años. Tres hermanos, cada cual más díscolo, aprovechará la coyuntura para desvelar los traumas y trapos sucios de este linaje disfuncional. Rostros reconocibles del cine danés reciente como Henning Moritzen, Ulrich Thomsen, Thomas Bo Larsen, Birthe Neumann, Trine Dyrholm y Paprika Steen encabezan el elenco de una de las cumbres de la propuesta autoral nórdica contemporánea.

Bailar en la oscuridad (2000)

Otro distinguido miembro saliente del Dogma 95’ se ha convertido en la gran voz del cine de autor danés del nuevo milenio. Sea desde sus filmes, excelentes, sea desde su afán polemista, ya que se ha visto envuelto en numerosos escándalos. Con la ganadora de la Palma de Oro del año 2000, que nos descubría la faceta interpretativa de la cantante Björk, consiguió el gran hito de una trayectoria plagada de grandes títulos. Bailar en la oscuridad nos acerca al drama de una inmigrante checa, Selma, que persigue conseguir los medios que le permitan operarse una ceguera incipiente que puede trasladar al hijo que gesta. Una excelente reformulación del género musical lleno de momentos brillantes.

Dogville (2003)

Obra esencial del posmodernismo en la que Von Trier despoja al cuadro fílmico de background. Un filme sorprendente encabezado por Nicole Kidman, Paul Bettany, Lauren Bacall, Stellan Skarsgard, James Caan, Ben Gazzara y la sensacional Harriet Andersson que narra la huida de Grace, una mujer perseguida por una banda de gánsteres que encontrará refugio en el pueblo de Dogville. Una disección implacable de la moralidad cuya teatralidad, más que una barrera, es la base de la conexión con el espectador, impresionado por un largometraje de estas hechuras en el siglo XXI.

El antepenúltimo mohicano

Park City, Utah.

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