La medicina en el cine: las mejores películas

Por diferentes razones, el cine de galenos/sanitarios no ha ocupado un jalón importante entre las principales temáticas del séptimo arte. Relegada en la gran pantalla, se ha expandido, con notoriedad, a través del cable coaxial, primero, y la televisión digital, después, erigiéndose como uno de los backgrounds fundamentales para los seriales televisivos de medio mundo; ya sea partiendo del drama –Urgencias, House, la enorme The Knick—, la comedia –Doctor en Alaska, Scrubs— o el folletín –Anatomía de Grey. Así, parece que la anatomía procedimental televisiva, elementalmente, encaja mejor con un subgénero que, en la ficción, ha encontrado numerosas bifurcaciones, sin embargo, con muy pocos acercamientos al núcleo: es decir, a la propia medicina.

Aprovechando el estreno en SundanceTV de la excelente serie danesa The New Nurses, elegimos cinco dramas médicos con los que iniciarse en la temática. Como verán, el aspecto psicológico/psiquiátrico es la bisagra de muchos de ellos. La ficción deja a un lado los virus y se centra en lo mental. No podría ser de otra forma, discriminar los senderos de la psique desde la imagen.

Despertares (1990)

El simplemente correcto Penny Marshall vivió su momento de gloria a principios de los noventa dirigiendo Big (1988) y, ante todo, Despertares, una fábula que adapta los textos de Oliver Sacks, encabezada por unos inmensos Robin Williams –cómo lo echamos de menos— y Robert De Niro, que afronta el estudio de un neurólogo neoyorquino que busca hallar un paliativo para la encefalitis letárgica, una enfermedad que terminar postrando a los pacientes que la sufren. Unos ensayos que encontrarán una brecha de luz cuando uno de los enfermos tratados parece mejorar. El filme de Marshall es un clásico de su época; también una cinta ligada a los cánones proestatuilla de su momento. Logró tres nominaciones al Oscar, entre ellas la de mejor película.

El doctor (1991)

Otra cinta que se ajusta a unas hechuras predeterminadas intentando captar la atención de académicos y «entrega-premios», salvada por la sensacional interpretación –y esto no es noticia— de William Hurt. En esta obra de Randa Haines, Hurt da vida a un médico díscolo y maleducado que se verá, paradójicamente, en el lado opuesto de una consulta médica tras ser diagnosticado con una enfermedad. De esta manera, será consciente de una realidad hospitalaria de la que era ajeno. Una crítica severa al sistema sanitario estadounidense que, pasadas las décadas, se sigue manteniendo de plena actualidad.

Las confesiones del doctor Sachs (1999)

Los médicos de cabecera también tienen cabida en el cine. Uno de los más interesantes es este doctor Sachs extraído de la novela homónima de Martin Winckler y dirigido por Michel Deville, otro artesano sin demasiado lustre del cine francés. Este modesto médico se encargará de cubrir la sanidad de una pequeña villa. Allí se encontrará con casos básicos y con otros más complejos. En uno de ellos, conocerá a una mujer que romperá su monotonía. Albert Dupontel y Béatrice Bruno lideran el reparto de este drama romántico que tuvo su premiere en el Festival de San Sebastián, donde consiguió los premios a mejor dirección y guion.

Un método peligroso (2011)

Es la mejor película del listado. Básicamente, y como anticipábamos en el prólogo, se desvía de lo físico para bucear en lo psíquico. Unos estupendos Michael Fassbender, Keira Knightley y Viggo Mortensen protagonizan este drama de David Cronenberg que nos ubica en los encuentros entre los psiquiatras Carl Gustav Jung y Sigmund Freud a propósito de un caso aparentemente irresoluble. Un filme que compitió por el León de Oro de la Mostra de Venecia y fue protagonista en la temporada de premios de su año.

The mountain (2018)

Este largometraje de Rick Alverson podría erigirse como un apéndice del anterior. En este caso, para describir la ola médico-experimental en la Norteamérica de los años 50, con numerosos estudios psicológicos y prácticas que rayaban lo inmoral, como eran las lobotomías cerebrales. El filme pivota sobre la relación entre un médico con ideas bastantes extravagantes y un joven pupilo que acaba de quedarse huérfano. Jeff Goldblum y Tye Sheridan encarnan, respectivamente, a dichos personajes. La dirección de fotografía de Lorenzo Hagerman es excepcional.

El antepenúltimo mohicano

Park City, Utah.

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