Tras los Oscar, los BAFTA son los premios más importantes y longevos de la industria cinematográfica anglosajona. Una historia que ocupa ya setenta y tres años y nos ha dejado grandes películas en sus palmareses. Como ocurre con sus homólogos estadounidenses, el jalón del premio a la mejor película, está repleto de soberbios trabajos que han sobrepasado la barrera del tiempo y hoy en día los conocemos como clásicos. A continuación, en un ejercicio de retrospectiva, elegimos y clasificamos las mejores películas que consiguieron el máximo galardón de los premios del cine británico. Como podrán apreciar, la memoria se tiñe de blanco y negro.
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Brokeback Mountain, de Ang Lee (2006)
Probablemente, la última gran injusticia en los Oscar –no, fans de La La Land. La cinta de Ang Lee es una de las mejores películas del siglo XXI gracias, entre otras muchas cosas, a la gran interpretación de Heath Ledger.
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Eva al desnudo, de Joseph L. Mankiewicz (1949)
Exhibición actoral de Bette Davis y Anne Baxter al servicio de Joseph L. Mankiewicz para contar esta historia de ambición y resiliencia –con el escenario como background— que un mes más tarde consiguió seis Oscar de sus catorce nominaciones.
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Un lugar en la cumbre, de Jack Clayton (1959)
El filme de Jack Clayton se impuso en los BAFTA en 1960 pero en los Oscar se tuvo que conformar con dos Oscar de sus seis candidaturas. Representa el paradigma del triángulo amoroso en el cine clásico británico.
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La noche americana, de François Truffaut (1973)
Uno de los largometrajes más celebrados de Truffaut completó la carrera perfecta: BAFTA a la mejor película y Oscar a mejor filme de habla no inglesa. De nuevo, otro ejercicio metacinematográfico, protagonizado por Jean-Pierre Léaud y Jacqueline Bisset, con un rodaje como punto de partida.
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Ladrón de bicicletas, de Vittorio De Sica (1948)
Una de las cumbres tanto del neorrealismo cinematográfico como de su autor. También ejemplo del afán transgresor de estos premios durante los años 50. La cinta de De Sica conseguiría el BAFTA a mejor película extranjera dos años después de su estreno. Para entonces, ya tenía el corazón del público con esta historia de coraje que desborda sensibilidad.
5.¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú, de Stanley Kubrick (1964)
La Guerra Fría según Stanley Kubrick. Un trabajo descomunal, de iconografía propia, que fue ignorado en los Oscar pero no en los BAFTA, que también premiaron su dirección, guion y, principalmente, su interpretación principal. Es imposible resistirse a Peter Sellers –y todos sus personajes.
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La ronda, de Max Ophüls (1950)
Historias de amor entrelazadas y ambientadas en la Viena del siglo XX en el magnum opus de Max Ophüls, un cineasta denostado por los académicos norteamericanos –tan solo dos candidaturas en su carrera— pero apreciado por los británicos; como demuestra el BAFTA a la mejor película en 1951 por este precioso melodrama.
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Lawrence de Arabia, de David Lean (1962)
Y qué decir de este gran clásico de David Lean. Lawrence de Arabia es El cine. Una obra impensable en pleno siglo XXI que inmortalizó un gran Peter O’Toole. Ese año, 1963, tanto BAFTAs como Oscar lo tuvieron claro, elevando a la película de Lean al Olimpo. No podría ser de otra forma.
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El buscavidas, de Robert Rossen (1961)
Paul Newman nunca estuvo mejor en la encarnación de este estafador de poca monta que arrasa en las salas de billar, algo que le deparó el BAFTA al mejor actor y, por su puesto, ayudó a que la cinta de Rossen consiguiera el máximo laurel. En los Oscar tuvo que conformarse con los entorchados a mejor fotografía y mejor dirección artística.
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El apartamento, de Billy Wilder (1960)
Que Billy Wilder es Dios es algo que no solo lo sabían Fernando Trueba o Michel Hazanavicius. En parte a filmes como El apartamento, la perfección llevada a la pantalla. Jack Lemmon, Shirley MacLaine y Fred MacMurray –un actor a reivindicar— protagonizan el clásico romántico por antonomasia. Un filme maravilloso que fue correspondido con los grandes premios de su año.
Park City, Utah.
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