Termina otro mes de febrero y, de nuevo, nos despedimos de la Berlinale hasta el año siguiente. Este, sin embargo, supondrá un antes y un después: es la última edición bajo la batuta de Dieter Kosslick, quien tras 18 años se retira para dar paso a Carlo Chatrain, quien hasta ahora dirigía el certamen de Locarno. Un año de despedidas que, como siempre, nos ha dejado algunas buenas películas que esperemos que pronto lleguen a nuestras pantallas. Aquí destacamos 5 de los grandes títulos que nos llegan desde la capital alemana.
Synonymes, de Nadav Lapid
Ha sido la gran ganadora. A través de la historia con tintes autobiográficos de un joven israelí adaptándose a la vida parisina, el joven director Nadav Lapid se ha llevado el Oso de Oro a casa (entregado por un jurado presidido por Juliette Binoche). Eso sí, ya venimos avisados que, por su carácter enloquecido, la intensidad de su cinismo y la acidez de su propuesta, puede dividir a muchos espectadores: todo dependerá de lo que nos dejemos convencer por la energética interpretación de su protagonista, Tom Mercier.
So long, my son, de Wang Xiaoshuai
Ha sido la favorita de la crítica. Este drama sobre dos matrimonios y su historia de adaptación a los grandes cambios sociales y económicos de China desde los años 80 nos recuerda a las grandes historias del maestro Jia Zhangke. Sus dos protagonistas, Yong Mei y Wang Jingchum, se han llevado los premios de interpretación, y más que merecidos. Con su estructura a base de flashbacks, este melodrama ha sido una grata sorpresa al recuperar lo mejor del clasicismo para analizar a través de los asuntos privados de dos familias el devenir de toda una sociedad.
Ich war zuhause, aber, de Angela Shanelec
El festival de Berlín (en realidad, como todos), siempre guarda un rincón en su programación para el cine de su país. La cuota alemana, depende de años, aporta o resta. En esta ocasión, la propuesta de la también actriz Angela Shanelec ha conquistado por su complejidad y su brillante puesta en escena. Ganadora del Oso de Plata a la mejor dirección, Ich war zuhause, aber narra la historia de un joven de 13 años que desaparece de casa tras la muerte de su padre para volver una semana más tarde y descolocar a su madre y sus profesores con su extraño comportamiento.
Erde, de Nikolaus Geyrhalter
En su anterior documental, Homo Sapiens, Nikolaus Geyrhalter nos mostraba cómo la naturaleza se adueñaba de todo lo humano. En Erde hace lo contrario: nos presenta cómo el ser humano extrae de la naturaleza todo tipo de materiales y modifica el planeta a una velocidad vertiginosa. Un fascinante filme con muchos puntos de vista, donde el director no juzga a nadie, sino que invita a cada espectador a sacar sus propias conclusiones.
The souvenir, de Joanna Hogg
Ya se llevó el Premio del Jurado a la mejor película internacional en el pasado festival de Sundance, y ahora ha conquistado Berlin. La cuarta película de la directora inglesa narra la historia de una estudiante de cine de los años 80 y su primera relación obsesiva que le llevará a tomar medidas extremas para cumplir todos sus sueños. Una cinta que explora el desolador camino del artista y las pasiones que se encuentra en el camino de su proceso creativo.
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