Se acerca el final del año sí, pero también comienzo del siguiente. Y con él, el curso cinematográfico que abre, como es habitual, el Festival de Sundance. Para ir abriendo boca, en lo que será el comienzo de una gran cobertura tanto de SundanceTV, hemos elegido las 5 mejores películas de su historia que obtuvieron el máximo galardón del certamen: el Gran Premio del Jurado. Comenzamos:
Sangre fácil
El cuadro de honor de los primeros del año del festival está copado por producciones sin demasiado recorrido cuya relevancia se difuminó fuera de los términos de Park City. Cómo no, hay una excepción, y esa es nada más y nada menos que el debut cinematográfico de los hermanos Coen: Sangre fácil. John Getz, Frances McDormand y Dan Hedaya, acompañados por la excelente partitura de Carter Burwell y la maravillosa composición fotográfica de Barry Sonnenfeld, son los protagonistas de una historia convertida ya en todo un manual de estilo de este dúo de cineastas erigidos ya en clásicos.
Puedes contar conmigo
No se prodiga en demasía, pero Kenneth Lonergan rara vez falla (Margaret, Manchester by the sea). Su debut, premiado en Sundance y nominado a los Oscars y los Globos de Oro fue una de las noticias rotundas del 2000. Laura Linney, Mark Ruffalo y Matthew Broderick dan vida a los roles de este drama sobre segundas oportunidades ambientado en un pueblo del norte de Nueva York. Un estudio de personajes desgarrador y elegante cuya resonancia sigue vigente.
American Splendor
Una joya inclasificable que rompió las barreras de lo convencional en el 2003. Esta traslación del cómic homónimo de Harvey Pekar y Joyce Brabner es todo un prodigio de inventiva que tuvo como firmantes a Robert Pulcini y Shari Springer Berman. Un tándem que jamás volvió a repetir un éxito semejante pero que nos dejó, aparte de una sensacional película, la gran interpretación de uno de los grandes actores norteamericanos contemporáneos: Paul Giamatti.
Winter’s Bone
Y si American Splendor mostró al mundo las cualidades de Giamatti, el debut de Debra Granik hizo lo propio con una de las actrices de moda: Jennifer Lawrence. Una de las mejores interpretaciones de este siglo que comparte planos con otra bestia de la actuación como John Hawkes en este relato sobre la supervivencia en la América profunda que consiguió, incluso, la nominación al Óscar a mejor película de forma merecida.
Whiplash
Incluir en este listado a la segunda película de Damien Chazelle es casi obligado ya que la entrada del cineasta neoyorquino en el panorama cinematográfico norteamericano, junto a la de Barry Jenkins, representa una nueva ola de creatividad para la propuesta directoral norteamericana. Eso sí, hay que decir que los siguientes dos proyectos de Chazelle, la ya estrenada y cacareada La La Land y la futura First Man, poco tienen que ver ya con el cine independiente. Pero ahí queda su aproximación al concepto de ambición –leitmotiv por otra parte de su cine— con Whiplash, una de las obras más impactantes de su año que acercó al público joven al cine independiente más aperturista.
El antepenúltimo mohicano.
Park City, Utah.
