Las mejores películas de Andrew Garfield

Al contrario que a Tobey Maguire, el primer Spider-man de este nuevo milenio, a Andrew Garfield poco o nada le pesa el traje de Peter Parker/El hombre-araña. Puede, quizá, que por la escasa relevancia que tuvo la visión de Marc Webb (500 days of Summer) sobre el mítico superhéroe de Marvel. Su mínima repercusión, que invitó a Marvel Studios a otro reboot –ese concepto tan en boga en el Hollywood actual—, ahuyentó a los fantasmas del encasillamiento –otro clásico en cuanto a sagas se refiere— y le permitió a Garfield a proseguir con una filmografía bastante interesante.

Pese a haber trabajado con grandes directores, sigue existiendo la creencia de que la madurez interpretativa aún le queda lejos a este joven actor que el 20 de agosto cumple 38 años. De ser un rostro habitual en dramas generacionales a convertirse en un post-adolescente con taras en proyectos más arriesgados. Sin duda, cuando la parodia asoma, Garfield saca todo su potencial, dejando a un lado tics propios del Actors Studio.

A continuación, aprovechando su cumpleaños, elegimos sus cinco mejores películas.

Nunca me abandones (2010)

No se lo negamos: nos gustaría ver más cine de Mark Romanek con asiduidad. Este es el último largo de este respetado director de vídeos musicales que, desde entonces, ha seguido su camino por el universo del pentagrama en imagen y de las series televisivas. Su último filme es un clásico de culto con guion de Alex Garland que adapta la novela de Kazuo Ishiguro. Una historia de amor en un mundo distópico protagonizada por unos estupendos Carey Mulligan, Keira Knightley y Andrew Garfield.

La red social (2010)

Es la película que le hizo saltar al estrellato. Para Quentin Tarantino la cinta de David Fincher es esencial para comprender el siglo XXI. Garfield da vida a Eduardo Saverin, cofundador de una empresa de contactos universitarios llamado Facebook. Una utopía que, como todas, pereció antes de que se añadiera la última piedra, víctima, cómo no, de la ambición desmedida. Garfield está descomunal pese a que en su momento se le dio más importancia a las actuaciones de Jesse Eisenberg, Rooney Mara y, sobre todo, Justin Timberlake.

Silencio (2016)

No tenemos dudas: es el gran papel de su carrera. Dentro de una de las obras más crípticas, incómodas y magnéticas de Martin Scorsese. Garfield encarna al misionero Rodrigues, un jesuita portugués que llegó a Japón en el siglo XVII en busca de su homólogo y mentor el Padre Ferreira (Liam Neeson). Allí deberá huir de las autoridades locales, que hostigan a los cristianos, y se pondrá, además, en peligro su fe, verdadero leitmotiv de la obra del maestro de Queens.

Hasta el último hombre (2016)

Cierto es que el filme de Mel Gibson no aguanta más de un visionado pero Garfield está notable –como su compañero de reparto Luke Bracey— en el rol del objetor de conciencia Desmond Doss, un evangelista que se negó a coger un fusil pero fue un activo importante de la Batalla de Okinawa, en la II Guerra Mundial. Grandes dosis de épica y camaradería en esta epopeya lastrada por los dobles subrayados del buen director australiano.

Lo que esconde Silver Lake (2018)

El papel protagonista en la última película de David Robert Mitchell (It Follows) es uno de los más interesantes y ambiguos de su corta carrera. Garfield caracteriza a Sam, un post-adolescente al borde del abismo económico que ve la oportunidad (sentimental y, por supuesto, sexual) de su vida al conocer a una joven muy atractiva que vive en su urbanización pero que de la noche a la mañana desaparece. Esto provocará un viaje por los recovecos del centro angelino desenmascarando los mitos y leyendas que han seducido a decenas de generaciones.

El antepenúltimo mohicano

Park City, Utah.

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