Las mejores películas de Daniel Brühl

Daniel Brühl es uno de esos actores que caen simpático casi de forma inmediata. Más allá de su carisma y de su rostro de bonachón atemporal, una de las claves de lo aseverado es que el espectador ha asistido en primera persona a los estadios evolutivos de su carrera cinematográfica con regocijo; del cómo pasó a ser un actor alemán random a uno de los intérpretes más interesantes que ha dejado el circuito europeo en las dos últimas décadas. Un auge, cómo no, del que se ha valido Hollywood en no pocas ocasiones. Eso sí, de una forma diametralmente opuesta a lo sugerido al inicio.

Porque poco queda hoy en día de la imagen de Álex, el protagonista del Goodbye, Lenin (2003), el filme que lo catapultó a comienzos del siglo XXI. A partir de ahí, alternó papeles de joven rebelde y comprometido facturados en la vieja Europa con el salto a Hollywood con papeles secundarios. Justo aquí, y con una mayor preponderancia a cada año, es cuando Brühl se ha encasillado en roles más ambiguos y oscuros, que rompen con esa aura de afabilidad que le había acompañado al principio de su trayectoria. Cosas de la edad, digamos, y de un Hollywood con tendencia a demonizar, acentos mediante, lo foráneo –que se lo digan a nuestro amado Alan Rickman.

A continuación, y coincidiendo con el aniversario del nacimiento del actor hispano-alemán –nació en Barcelona en 1978—, elegimos las cinco películas clave en su filmografía.

Goodbye, Lenin (2003)

Una de las cumbres del cine europeo reciente, triunfadora en la edición 2004 de los Premios del Cine Europeo, donde obtuvo seis premios, incluido el EFA a mejor película. El filme de Wolfgang Becker es un cuento moderno que inicia en las postrimerías de la Alemania dividida, cuando la madre de Álex (Brühl), una comunista de ideas rígidas, entra en coma. Despierta ocho meses después con el muro berlinés derrumbado y el país unificado. Su hijo intentará por todos los medios ocultarle la noticia, creando un micromundo donde nada ha cambiado. Una de las radiografías más ácidas y elocuentes sobre el salto del viejo al nuevo mundo.

Salvador (Puig Antich) (2006)

Es quizás la interpretación de su vida, sintiendo la piel de Salvador Puig Antich, un anarquista miembro del Movimiento Ibérico de Liberación que fue la última víctima del Garrote vil, la herramienta ejecutoria en tiempos de dictadura en España. Con esta película dirigida por Manuel Huerga, que retrata los intentos desesperados de la familia del activista de conseguir el perdón para el joven, consiguió su primera nominación al Goya. Un ejercicio lleno de compromiso.

Malditos bastardos (2009)

Como anticipábamos en las primeras líneas, los personajes de Brühl han dado un giro y el pequeño pero relevante papel como el oficial Frederick Zoller es el puente que lo articula. Su rol, lleno de dobleces, anticipa esa visión más ambivalente. Zoller es un joven e idealista miembro de las SS en el París ocupado que se enamora de la dueña de una sala de cine (Mélanie Laurent). El rechazo de esta despertará una versión que, atendiendo a los rasgos autorales de Tarantino, solo puede tener un final posible.

Eva (2011)

De vuelta a España con esta estupenda distopía dirigida por Kike Maíllo que le deparó su segunda y última, por el momento, candidatura al Goya. Brühl, ingeniero cibernético, ejerce en Eva de tutor inesperado de la hija de dos amigos con la que comparte una relación muy especial. Mirada cercana a las relaciones y emociones en tiempos tecnológicos con una estética y ambientación sensacionales. Una de las obras más valientes del cine español de la última década.

Rush (2013)

Si Salvador es su mejor interpretación, Rush le brinda la oportunidad de conducir un Fórmula Uno, tanto en el sentido literal como en el figurado. Brühl se pone el mono de Ferrari en esta captura de la cruda rivalidad entre los dos pilotos estrella de la categoría en 1976: el británico James Hunt (Chris Hemsworth), a los mandos de un McLaren, y el austríaco Niki Lauda (Brühl). Un filme dirigido por Ron Howard que consiguió ser protagonista en la Oscar Race de 2013, en la que consiguió dos nominaciones a los Globos de Oro, una de ellas para Brühl como actor secundario.

El antepenúltimo mohicano

Park City, Utah.

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