Al enfrentarse a la obra de Ingmar Bergman, uno es consciente de su grandeza casi de forma inmediata. Revisar Crisis (1946), Tres amores extraños (La sed) (1949) y Prisión (1949), tres de sus siete primeros largometrajes, supone la constatación de que Bergman ya anticipaba la base de lo que sería el cine de autor europeo actual, con filmes que pese a cumplir ya setenta años de existencia siguen siendo tan actuales tanto en forma como en fondo como los que discurren por los principales festivales del mundo. Una sensación que se acrecienta a medida que profundizamos en su filmografía. Así, cuando alcanzamos las cumbres de esta, vemos que su manera de ver el cine ha bañado las ideas de la mayoría de cineastas contemporáneos. Pocos directores supieron llegar al alma femenina como el realizador de Upsala. Su cine, pese a su evidente exigencia, siempre es un placer. Por ello, a continuación, celebrando el aniversario de su nacimiento, les proponemos los títulos más representativos para conocer el estilo de uno de los grandes directores de la historia.
Fresas salvajes (1957)
La colaboración, que roza la veneración, de Bergman con Victor Sjostrom –uno de los pioneros de la realización sueca devenido actor—, nos dejó una de las obras maestras del cine europeo. El filme nos traslada al viaje del profesor Borg, un médico que parte hacia Lund para recibir un homenaje de su universidad. Lo hace junto con su nuera, que acaba de dejar su casa tras una discusión con su marido, y con la dura sensación de haber soñado con su propio cadáver horas antes. Este es el punto de partida de esta cinta coprotagonizada por la gran Bibi Andersson. Una película que fue nominada al mejor guion original y obtuvo el Oso de Oro de la Berlinale.
El séptimo sello (1957)
¿Qué decir a estas alturas de esta maravilla? Ya nos anticipábamos meses atrás con nuestra despedida en estas páginas de su actor protagonista: Max von Sydow. Antonius Block es un caballero medieval que retorna de Tierra Santa con la Peste Negra asolando Europa. En su tierra natal se enfrentará con la Muerte, un duelo que ha postergado en el tiempo gracias a su pericia y fortuna. Una cinta ganadora del Premio Especial del Jurado del Festival de Cannes; también el clásico más reconocible para el gran público de la filmografía del maestro escandinavo.
El manantial de la doncella (1960)
En la Edad Media está ambientado, de nuevo, este filme sobre la venganza en el que Von Sydow da cuerpo al personaje principal: el rey Töre, un hombre que, tras mandar a su hija Karin a realizar una ofrenda al bosque se verá sumergido en una disyuntiva que va más allá de la justicia. Una película ganadora del Oscar y el Globo de Oro a mejor película de habla no inglesa; también receptora de la Espiga de Oro de la Seminci. El manantial de la doncella es uno de los trabajos más abiertos de Bergman, gracias a una narrativa cercana que, por supuesto, incluye las obsesiones habituales del autor.
Persona (1966)
Mucho más compleja de abordar que las anteriores, facturada en una etapa vital más oscura, si cabe, del realizador. Bergman une en el escenario a dos de sus musas, Liv Ullmann y Bibi Andersson, en este drama identitario que narra los cuidados de una enfermera a una actriz de teatro que perdió la voz durante una representación. Un mutismo que seguirá permanente en la convivencia entre ambas pero que irá abriendo otros caminos que nos permitirán descubrir las taras emocionales de estas dos mujeres a la deriva. Un filme lleno de misterio que se ha erigido en clásico de culto con el paso de las décadas.
Fanny y Alexander (1982)
Saltamos, una vez más, de etapa y nos situamos ante un Bergman ya en color con esta obra que recoge todos los recursos bergmanianos para contar una historia de tintes autobiográficos y que emana nostalgia por los poros de su metraje. El filme aborda la realidad de dos hermanos; de cómo deben asumir la muerte de su padre, primero, y la posterior nueva relación de su madre con un líder católico-conservador de su ciudad. Una creación capital que logró cuatro premios Oscar de seis nominaciones.
Park City, Utah.
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