Las mejores películas de Roberto Rossellini

En artículos anteriores hemos remarcado la mirada nostálgica del audiovisual italiano contemporáneo hacia su edad de oro. Una cumbre que, con el paso de las décadas, cada vez se ve más alta y más lejana. Cualquier tiempo pasado fue mejor, se diría; en el caso del cine italiano, pese a que nunca ha perdido fuerza, sí, en cambio, brillo. ¿Qué podemos decir de unas generaciones de cineastas compuestas por autores como Roberto Rossellini, Luchino Visconti, Michelangelo Antonioni, Federico Fellini, Pier Paolo Pasolini, Ermanno Olmi, Bernardo Bertolucci, Vittorio de Sica, Ettore Scola, Dario Argento o Sergio Leone? Y solo hablamos de la primera división. Italia fue una factoría de grandes realizadores que dominaron todos los géneros en Europa, incluso la serie B.

El jueves 3 de junio, se cumple el aniversario de la muerte de uno de los grandes: Roberto Rossellini, uno de los estandartes del neorrealismo italiano, que brotó en las artes del país mediterráneo en el período de posguerra. Rossellini supuso una enorme influencia para realizadores posteriores, como los integrantes de la Nouvelle vague francesa; también fue un elemento mediático de la época tras el rodaje de Stromboli (1950). El volcán explotó, sí, pero también el escándalo público por su relación con Ingrid Bergman, ya que ambos estaban casados. Papel cuché que solo ofrece simple relleno en la biografía de un director inigualable.

A continuación, elegimos sus cinco mejores películas. Un plan perfecto para otro fin de semana con sabor a pasta y mozarela.

Roma, ciudad abierta (1945)

Obra maestra indiscutible interpretada por Aldo Fabrizi, Marcello Pagliero y la gran Anna Magnani que se hizo con la Palma de Oro del primer Festival de Cannes tras la Segunda Guerra Mundial. Rossellini narra la huida del líder del Comité Nacional de Liberación perseguido por los agentes de la Gestapo en una Roma ocupada por el ejército nazi. Un hombre que encuentra alivio y refugio en el inmueble de un joven matrimonio que está a punto de casarse y el apoyo de un párroco de la iglesia de la zona. Una cinta que fue nominada al Oscar a mejor guion.

 

Alemania, año cero (1948)

Y otra masterpiece, esta ganadora del Leopardo de oro del Festival de Locarno –consiguió además el premio a mejor libreto. De nuevo con la posguerra como background en el relato de supervivencia de un niño de 12 años que vaga entre los cascotes y fachadas derruidas de su Berlín natal. Un trabajo lleno de crudeza pero también de humanidad, una máxima que podría extrapolarse al resto de muescas de una filmografía esencial.

Stromboli, tierra de dios (1950)

Ingrid Bergman protagoniza este largometraje que fue duramente valorado en su estreno –probablemente debido a los citados factores extrafílmicos—, que describe la confrontación de una mujer con la soledad y la anatomía natural del lugar en el que se halla: la isla de Estrómboli. Un filme que ha ido conformando con el paso de las décadas su estatus de obra de culto. Un estudio psicológico sensacional que contó con una de las grandes actrices de la historia del cine.

Europa ‘51 (2016)

Segunda colaboración entre Rossellini y Bergman que indaga en las obsesiones de la anterior: el drama de una mujer dominada por la soledad y situada en plena crisis existencial tras el suicidio de su hijo. Tras la muerte de este, esta decide marchar al extrarradio para ayudar a los más desfavorecidos. Allí ofrecerá apoyo a un delincuente que la pondrá bajo el radar policial. Otra obra mayúscula con un diseño de personajes primoroso.

El general de la Rovere (1959)

León de Oro de la Mostra de Venecia que devuelve a Rossellini a la Segunda Guerra Mundial. En esta ocasión para contar la historia de espionaje personificada por un actor de teatro que, tras ser detenido por los nazis en 1943, es obligado a hacerse pasar por un militar antifascista que se adentre en la Resistencia con el objetivo de identificar a sus líderes. El general de la Rovere fue candidata al Oscar a mejor guion. Otro largometraje fundamental para conocer el camino del siglo XX.

El antepenúltimo mohicano

Park City, Utah.

Más en el blog: Made in Italy: 5 razones para conocer la eclosión de la moda italiana en los 70