Las mejores películas de Terrence Malick

Hace un par de semanas, se estrenaron en España las dos películas de ficción de Terrence Malick que se mantenían inéditas en nuestro país: Knight of Cups (2014) y Song to Song (2017) –sigue sin comercializarse el documental Voyage of Time (2016). Filmes que cuentan en su reparto con intérpretes de la talla de Christian Bale, Natalie Portman, Rooney Mara, Cate Blanchett, Michael Fassbender o Ryan Gosling. ¿Cómo es eso posible?, se preguntará el espectador más despistado ¿Cómo un autor ganador de la Palma de Oro y nominado al Oscar no puede estrenar con semejantes repartos? La respuesta hablaría del estado actual de la industria pero también, y todo hay que decirlo, del momento creativo del autor de Waco, Texas, parapetado en un laberinto artístico donde no dejan de transitar lugares ya conocidos.

Las obsesiones del veterano cineasta convertidas en material de formula, mediante la que se exploran las dudas existenciales que han acompañado al autor desde sus inicios. Pese a este reiterativo mapa fílmico en la obra reciente de Malick, sí que se atisban momentos de absoluta belleza y, por supuesto, de verdad, que nos trasladan a la mística de sus primeros trabajos. Antaño, Malick era el hombre sin rostro para la industria. Apareció y emocionó con dos grandes títulos: Malas tierras (1973) y Días del cielo (1978). A partir de ahí, absoluto silencio. En 1998 volvió con La delgada línea roja, un filme por el que se pelearon las grandes estrellas de un Hollywood que nunca estuvo construido para este realizador etéreo, cuyo cine ha pivotado sobre la idea de crear y retornar a un hogar. Con El árbol de la vida (2011) alcanzó el cénit mediático. Una obra que se erigió en referente estilístico en muchos campos, también en el canon de la mentada última etapa de su filmografía. Un Malick menor, como decíamos, pero siempre Malick.

A continuación, y aprovechando el aniversario de la premiere de Malas tierras, elegimos las mejores películas del director.

Malas tierras (1973)

Ópera prima de por aquel entonces un joven que salió renegando de Harvard y que ya había debutado en el audiovisual con el cortometraje Lanton Mills (1969), un trabajo que el propio autor ocultó durante años. En Malas tierras, historia que narra la huida de unos jóvenes que cometen un asesinato por accidente, dirige a unos enormes Martin Sheen y Sissy Spacek. Un film bellísimo, donde fotografía y música forman un todo indivisible, y por el que Malick obtuvo la Concha de Oro del Festival de San Sebastián.

Días del cielo (1978)

Y del Donostia Zinemaldia, a nada más y nada menos que el Festival de Cannes. Con su segunda película, Malick optó a la Palma de Oro y se quedó muy cerca, ya que obtuvo el galardón al mejor director del certamen galo. De nuevo, con el preciosismo como marca de la casa en este romántico lleno de preciosos encuadres que nos trasladan a los campos de Texas a comienzos de siglo XX. Allí una joven pareja, Bill y Abby, que proviene de Chicago, se hace pasar por hermanos para trabajar en la recogida de cosecha debido a que el terrateniente se ha enamorado de Abby. Días del cielo ganó el Oscar a mejor fotografía.

La delgada línea roja (1998)

Como comentábamos en el prólogo, todos los estandartes de Hollywood se pelearon por conseguir un lugar en el casting en la vuelta a la dirección, tras 20 años en blanco, de Malick; considerado por entonces como el gran autor vivo del cine estadounidense. Un hecho que sobrecargó de estrellas el elenco y dejó fuera del metraje final a rostros muy conocidos. Algunos de ellos se enteraron en la propia premiere. El filme nos acerca a la batalla de Guadalcanal en la II Guerra Mundial. Allí un grupo de soldados estadounidenses intentarán hacerse con una colina en la que se ubica el enemigo, el ejército japonés. Con La delgada línea roja, Malick inicia un período más contemplativo y reflexivo, como demuestran los diálogos y voces en off que declaman sus protagonistas. Consiguió siete nominaciones al Oscar: entre ellas, las de mejor película y mejor dirección.

El nuevo mundo (2005)

Para esta publicación, la mejor película de la filmografía del cineasta texano. Una preciosa historia de aprendizaje situada en los albores de la conquista de las Indias por parte de las naciones europeas. Es una adaptación libre del relato de Pocahontas, que cuenta con unos estupendos Colin Farrell, O’rianka Kilcher y, sobre todo, Christian Bale, en uno de esos papeles secundarios que dejan huella. La música del malogrado James Horner es fascinante. Una obra que fue considerada menor de inmediato pero que demuestra el valor de la mirada romántica de Malick.

El árbol de la vida (2011)

Como pueden apreciar, esta selección de «lo mejor» de la obra de Malick responde a un claro patrón cronológico. Y, por supuesto, siguiendo así, solo podríamos concluir con El árbol de la vida, nueva película-bisagra de su filmografía en la que convergen dos etapas: la pretérita y la futura. Más allá de las secuencias naturalistas, que retratan la génesis de la vida, el filme contiene uno de los dibujos familiares más hermosos de la historia del cine; con unos fantásticos Brad Pitt y Jessica Chastain. Existen pocas cintas tan hermosas como El árbol de la vida. Cannes así lo entendió premiándola con la Palma de Oro en una soberbia edición 2011.

El antepenúltimo mohicano

Park City, Utah.

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