Las salas de cine más bonitas del mundo

Parece que no llega la hora en la que podamos salir de casa y disfrutar de aquellos placeres mundanos tan inaccesibles en las circunstancias que vivimos. Saldremos de esta, por supuesto, y allí estarán esperándonos, entre ellos el cine.

Más allá de la dura actualidad, en una época en la que el capitalismo ha fagocitado cualquier atisbo de romanticismo, la proyección cinematográfica como tradicionalmente la hemos entendido comienza a ser una especie en extinción. El cierre de salas es una noticia demasiado recurrente en nuestro tiempo. Aun con ello, existen valientes que siguen apostando por la magia. Esta primavera, por ejemplo, estaba programada la apertura de un nuevo cine en la calle Embajadores de Madrid. Un cine que dará cabida a la versión original y al cine independiente. Un nuevo lugar de encuentro para los cinéfilos que enriquecerá la vida de la capital. Deseamos que no sean los últimos. La sala del cine es «el lugar de oración» para muchos, un espacio de culto que ha cimentado construcciones primorosas.

Recorrer los grandes festivales del mundo nos permite acceder a templos como el Grand Hall de Karlovy Vary, que cuenta con la segunda pantalla curva más grande del mundo y que recibe a sus asistentes con el sonido de un piano en directo; o el Palast de la Berlinale, un gigante multifuncional de anatomía de vidrio y metal que se halla escondido en uno de los recovecos de Postdamer Platz; o el Lumière de Cannes, una joya que sobrepasa lo arquitectónico y que expira historia; o las exhibiciones al aire libre en Piazza Grande, el epicentro del Festival de Locarno.

A continuación, listamos, a nuestro juicio, las salas más bonitas de cine del mundo. ¿En cuál se perderían?

Egyptian (Los Ángeles)

Sede de la American Cinemateque en Hollywood Boulevard. Fue construido por Sid Grauman y Charles E. Toberman. Un proceso que comenzó en 1920, duró 18 meses y costó 800.000 dólares. El 18 de octubre de 1922 tuvo su primera proyección: Robin Hood, dirigida por Allan Dwan y protagonizada por uno de los mitos del mudo: Douglas Fairbanks.

Cineteca (Madrid)

Centro inaugurado el 21 de septiembre de 2011, fruto de la transformación de las antiguas neveras y la caldera del matadero municipal capitalino durante cinco años de trabajo de rehabilitación, que dieron lugar a tres salas. Se encargaron de ello los arquitectos José María Churtichaga y Cayetana de la Quadra-Salcedo. Es uno de los bastiones nacionales del cine de no-ficción.

Electric Cinema (Londres)

Abierto desde el 24 de febrero de 1910, es uno de los cines más antiguos de Reino Unido. Está situado en Portobello Road, Notting Hill y fue diseñado por Gerald Seymour Valentin al estilo barroco eduardiano. Ha vivido numerosas reformas durante su existencia. Siguió activo incluso durante los bombardeos en la capital en la II Guerra Mundial. Su primera proyección fue Henry VIII, de William Baker, el 23 de febrero de 1911.

Grand Rex (París)

Joya del Art decó. Diseñado por Auguste Bluysen y construido por Jacques Haïk entre 1931 y 1932. Durante la ocupación nazi fue reservado en exclusiva para las huestes alemanas. Allí verían algunos de los clásicos propagandísticos de la UFA. Es uno de los símbolos de la industria cinematográfica gala, y habitual escenario de premieres mundiales.

Cine Doré (Madrid)

Nuestro preferido, por construcción (modernista) y atmósfera. Sede actual de la Filmoteca Española, órgano que se encarga de, entre otras muchas cosas, de la preservación del legado fílmico. Se construyó en 1923 con los planos del arquitecto Críspulo Moro Cabeza y la supervisión de Arturo Carballo Alemany. A finales de los 80 vivió su gran reforma. Es uno de los pilares del cine autoral en nuestro país.

El antepenúltimo mohicano

Park City, Utah.

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