Lo mejor de Sundance ’90 – En la sopa vs. Slam

Una comedia y un drama social. En la sopa y Slam. Dos películas bien opuestas se enfrentan hoy en nuestra búsqueda de la mejor película de Sundance de la década de los 90. Dos películas que, aunque puede que sean menos conocidas que algunas que hemos presentado anteriormente, son igual de interesantes y, sobre todo, muy reivindicables. Así que sirva este texto también para descubrirlas.

En la sopa, de Alexander Rockwell

De qué va: Adolfo Rollo quiere hacer una película. Su situación económica es crítica, así que pondrá un anuncio en el periódico para ver si alguien le compra su guion de 500 páginas. Joe, un excéntrico gánster, acude en su ayuda para producirla.

Puntos fuertes: Steve Buscemi y Seymour Cassel. Ambos se colocan sobre los hombros la película y llenan de vida a ambos personajes. Buscemi, por un lado, es en Adolfo la encarnación del pobre desgraciado al que su sueño no le deja ver la realidad. Cassel, por el contrario, es un Joe carismático, con una personalidad arrolladora capaz de convencer hasta el más indeciso. A través de esta extraña pareja, Rockwell retrata a la perfección ese romanticismo que despierta el cine. Y lo hace no solo a través del personaje de Adolfo, sino también a través de una puesta en escena capa de crear imágenes entre lo onírico y lo absurdo.

Puntos débiles: Como siempre, a veces se desecha el trabajo de dirección detrás de las comedias, pero en este caso lo hay, y mucho, aunque algunos hubieran preferido un final menos atropellado y algo más de evolución en los personajes.

Slam, de Marc Levin

De qué va: Raymond «Ray» Joshua cumple condena por un delito menor tráfico de drogas. La profesora de literatura de la cárcel descubre su talento con el rap y la poesía y le convence para que explote su talento, que le ayudará a afrontar la pobreza y la desesperación de su entorno.

Puntos fuertes: Marc Levin venía del documental cuando se lanzó a dirigir su primera ficción. Eso se nota en el planteamiento tanto narrativo como visual de Slam. Esa textura realista dota a la película de un sentido que va más allá de lo narrativo para explorar la poesía y la palabra a través del movimiento Spoken Word: las escenas con el rap y el hip hop como protagonistas son geniales. Esta puesta en escena, acompañada de unas interpretaciones muy pegadas a lo espontáneo, construyen una película que quiere tomar el pulso del movimiento social.

Puntos débiles: Quizás lo que le falte es ir un poco más allá del retrato de este movimiento que combina el rap y el hip hop con la poesía clásica para adentrarse en cómo todo ello ayuda a sobreponerse de la realidad social que le rodea. Por decirlo de otro modo: le falta un poco más de profundidad.

Veredicto: Siempre se dice que los dramas suelen ganar más premios que las comedias. Y es verdad. Pero, al mismo tiempo, parece que todo el mundo reconoce que hacer comedia es más difícil que hacer drama. Así que, ya que nos hemos encontrado ante una buena comedia, ¡qué menos que reivindicarla! Esta semana, nos quedamos con En la sopa, de Alexander Rockwell.

El antepenúltimo mohicano.

Park City.