Los mejores thrillers franceses contemporáneos

Se acerca el estreno de Sospecha en Sundance TV y seguimos preparando a la televidencia. Dentro de la amplitud que ofrece el género, nos centramos en los principales thrillers franceses contemporáneos que llegaron a España con el siempre recurrente calificativo de éxito en su país. Por supuesto, hemos huido de los referentes habituales y hemos seleccionado títulos que, por diversas razones, entusiasmaron al público y que ahora podemos recuperar gracias a las plataformas. Aunque Francia es conocida por sus comedias y melodramas ligeros, no hay género que se le resista a la industria francesa, con grandes incursiones en el terror, la intriga e incluso el fantástico. Mucho tienen que ver autores como Jacques Audiard y Olivier Assayas, directores que se resisten a los cánones y redefinen su filmografía con cada muesca. A continuación, cinco películas para un finde semana lleno de sospechas.

Harry, un amigo que os quiere, de Dominik Moll, 2000

Un descomunal –hágannos caso— Sergi López es el gran descubrimiento y motor de este thriller de apariencias que compitió por la Palma de Oro de Cannes. Desde entonces, la filmografía de Moll, un habitual del género, ha ocupado un lugar mucho más modesto en la cinematografía europea. El filme narra las vacaciones de una familia que recibe la visita de un amigo del paterfamilias: el Harry del título. Un hombre que hará «todo lo posible» por ayudarles a encontrar la felicidad y el equilibrio perdido en los últimos tiempos.

Carlos, de Olivier Assayas, 2010

Miniserie inicial devenida película en su estreno estadounidense. Assayas es un maestro moviéndose entre géneros. En Carlos demuestra su pericia situándose en las postrimerías del noir, en el thriller más puro, para perfilar la figura de Ilich Ramírez Sánchez, alias Carlos, uno de los agentes fundamentales para entender el terrorismo en cualquier latitud en los años 70 y 80. Un asesino a sueldo que, como Lawrence de Arabia, no tenía ni bando ni patria. Está protagonizada por un soberbio Édgar Ramírez.

El capital, de Costa Gavras, 2012

Otro cineasta mayúsculo es el franco-heleno Kostantin Gavras, que en su carrera ha diseñado una filmografía en la que roza numerosos géneros y donde el sustrato político es más que evidente. El paradigma de esto último lo encontramos en este thriller corporativo que nos habla del período que vivimos actualmente, dominado por el neocapitalismo. Gad Elmaleh, Gabriel Byrne, Liya Kebede y Jordana DePaula son los actores protagonistas de este retrato sobre la crisis económica y sobre sus vencedores. Todos sabemos quiénes son.

Conexión Marsella, de Cédric Jimenez, 2014

Pasamos a una propuesta más convencional, por acogerse a los estereotipos del género, no sin embargo menos valiosa. Jean Dujardin, Gilles Lellouche, Céline Sallette y Benoît Magimel protagonizan esta cinta policial que nos ubica en la Costa Azul de 1975, en pleno epicentro de la French Connection, la red de mercado de estupefacientes que comienza en Marsella y se extiende por medio mundo. Un filme con aroma a Polar en el que destaca su estupenda ambientación.

El hombre perfecto, de Yann Gozlan, 2015

Todo un clásico en el audiovisual galo: un escritor sin talento se encuentra de bruces con manuscrito inconcluso de un difunto; lo hace suyo y, voilá, de repente cambia su suerte. Sin embargo, el tiempo corre en su contra, el fantasma de una segunda novela abrirá una puerta donde emergen la ambición, la frustración y la presión. Qué mejor que Pierre Niney para representar a un pobre diablo que verá cómo su castillo de derrumba ante sus ojos con la misma facilidad que se construyó.

El antepenúltimo mohicano

Park City, Utah.

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