Por el Día Mundial de las Ciudades, 5 películas sobre grandes metrópolis

El 31 de octubre se conmemora el Día Mundial de las Ciudades; dado que el cine nació en plena expansión del mundo urbano, innumerables son las películas que, a lo largo de la historia, han reflexionado sobre la influencia de las metrópolis en la vida y aun en la psicología de los seres humanos. Conscientes de dejarnos muchas obras en el tintero, desde SundanceTV seleccionamos 5 títulos sobre la vida urbana.

Y el mundo marcha, de King Vidor (1928)

Como toda obra maestra, este filme del periodo silente de Vidor no ha perdido un ápice de fuerza ni vigencia. A través de los avatares existenciales de dos personas normales, el matrimonio conformado por Mary y John Sims (Eleanor Boardman y James Murray), asistimos a un retrato implacable de la deshumanización de la gran urbe, un hostil páramo de cemento, insolidaridad y alienación que engulle a aquellos que no saben luchar despiadadamente para imponerse a sus semejantes.

La ciudad desnuda, de Jules Dassin (1948)

Prácticamente cualquier film noir podría formar parte de esta lista; si hemos optado por esta película es por dos motivos: el primero, porque se rodó en escenarios naturales, concretamente en Nueva York, en sus calles y sus apartamentos, sin utilizar los estudios; y el segundo, porque tanto su trama como su discurso tienden a una paulatina abstracción, lo que termina por evidenciar que la auténtica protagonista de la cinta es la ciudad, siempre viva, inabarcable y potente, impertérrita a las tragedias cotidianas que acontecen en ella.

El cielo sobre Berlín, de Wim Wenders (1987)

Parece que la idiosincrasia de Berlín atrae propuestas que se alejan de la narrativa fílmica habitual, tales como el clásico Berlín, sinfonía de una gran ciudad (1927) o la que nos ocupa. En un sensual blanco y negro, y con el uso de hipnóticos movimientos de cámara, Wenders traza una auténtica radiografía espiritual de una gran urbe vibrante y decadente, escindida bipolarmente en dos, a través de la historia de unos sombríos ángeles que, ataviados como grises funcionarios, observan la existencia humana sin poder intervenir en ella.

Akira, de Katsuhiro Ôtomo (1988)

Otro género afecto al reflejo de monstruosas urbes es el de la ciencia ficción, según lo prueban joyas del mismo como Metrópolis o Brazil. En la película que comentamos, Ôtomo adaptaba su propio manga y llevaba a cabo el que muchos consideran el mejor anime de la historia. Ambientada en Neo-Tokio, una ciudad surgida de las ruinas del desastre nuclear vivido por la capital japonesa, se trata de una urbe brutal, enloquecida y distópica, tomada por el ejército y las violentas bandas de pandilleros, en la que un tercer elemento, mucho más inquietante, irrumpirá para explicar el destino fatal de la ciudad… y quizás arrasar con todo.

En la ciudad, de Cesc Gay (2003)

Obviamente, otro género en el que la ciudad tiene una importancia capital es en la comedia de costumbres; paradigmático al respecto son las filmografías de Woody Allen o Éric Rohmer. Y no citamos a ambos autores por casualidad, ya que se encuentran en el sustrato de esta tragicomedia coral, que recrea la vida cotidiana en las ciudades modernas mediante las relaciones sostenidas por una serie de personajes que residen en Barcelona. Una de las mejores obras de su autor, cargada a partes iguales de ligereza y enjundia.

El antepenúltimo mohicano

Park City, Utah.

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