Por el estreno de El bailarín, seleccionamos 5 películas sobre bailar

El 01 de mayo llega a nuestras salas la tercera película como realizador del gran actor británico Ralph Fiennes, El bailarín (2018), que relata la vida del mítico bailarín ruso Rudolf Nureyev, y se centra sobre todo en su dramática deserción de la Unión Soviética. Nos parece una ocasión excelente desde SundanceTV para llevar a cabo una selección de 5 películas cuyo argumento gira en torno al baile.

Las zapatillas rojas, de Michael Powell y Emeric Pressburger (1948)

Martin Scorsese ha declarado reiteradamente que fue el visionado de esta película de niño lo que despertó su pasión por el cine. Desde luego, buen gusto no le falta, pues el filme, libremente inspirado en el cuento homónimo de Hans Christian Andersen, lleva a cabo, mediante la historia de Victoria (Moira Shearer), una bailarina dividida entre su deseo de ser la número uno y el hombre que ama, una reflexión sobre el precio de la fama; pero lo más importante es que lo hace a través de uno de los espectáculos visuales más deslumbrantes vistos en pantalla. Toda una lección, tan elegante como embriagadora, de la condición del cine como arte total.

Danzad, danzad, malditos, de Sydney Pollack (1969)

Filme cargado de crítica social y amargura, basado en la durísima novela de Horace McCoy ¿Acaso no matan a los caballos? (1935), se ambienta durante la Gran Depresión, en una maratón de baile por parejas a la que concurren gentes desesperadas de toda edad y condición con la esperanza de obtener el premio en metálico reservado a los ganadores. Al drama personal de cada uno de los participantes se le añade cuanto les hacen los organizadores del concurso para redoblar su extenuación psíquica y física y seguir manteniendo así la atención de su morboso público. Certera e inmisericorde denuncia de la conversión del sufrimiento humano en espectáculo, la vigencia de su mensaje es escalofriante.

Empieza el espectáculo, de Bob Fosse (1979)

Se trata de uno de los musicales más atípicos de la historia del cine, por su abstracto juego metafílmico y su expresa voluntad de incidir en algunos de los aspectos más incómodos de la realidad (drogadicción, infidelidad, decadencia física…). Y es que el filme es una confesión en forma de canciones y números de baile del propio autor, al narrar las cuitas profesionales, sentimentales y de salud de su alter ego, Joe Gideon (Roy Scheider), un director, bailarín y coreógrafo de Broadway y Hollywood.

Billy Elliot (Quiero bailar), de Stephen Daldry (2000)

El debut en el largometraje de Daldry no pudo ser más prometedor, gracias a esta bella y honesta fábula que, con ligeras notas de denuncia social, incide sobre todo en el poder redentor del arte. Pese a los momentos de comedia que propicia la inesperada pasión del pequeño Billy (Jamie Bell) por la danza, la película es sobre todo un drama familiar que transcurre en la dura época del enfrentamiento de los mineros contra las imposiciones del gobierno de Margaret Thatcher.

Pina, de Wim Wenders (2011)

El 3D ha sido capitalizado por el cine comercial, de forma que, en general, su uso carece de justificación artística y se ha convertido en un mero plus de espectacularidad para los blockbusters. Este homenaje, a medio camino entre el documental y la danza filmada, de la bailarina y coreógrafa Pina Bausch, realizado por su amigo Wenders en connivencia con sus alumnos, es una de las pocas excepciones al respecto, pues sumerge al espectador en una experiencia sensorial global, que plasma el universo de Bausch concisa y magistralmente.

El antepenúltimo mohicano

Park City, Utah.

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