Quién es quién en los Independent Spirit Awards 2017

El 3 de marzo, conoceremos a los ganadores de los Independent Spirit Awards, los premios más importantes del circuito independiente estadounidense. Unos galardones creados en 1984 –bajo el nombre de FINDIES, Friends of Independents, que en 1986 cambiaron a la denominación actual—, que, previos a la gran noche de los Oscars, tenían su celebración en una playa de Santa Mónica. El contraprograma de una industria cuya distancia con el mainstream se ha ido reduciendo década tras década. De tal manera que en la actualidad existe un gran número de concomitancias entre los ganadores de cada ente. Para esta trigésima tercera edición de los Spirit esas equivalencias prometen ser aún mayores con las nominaciones de Call me by your name, Déjame salir, The Florida Project y Lady Bird. Las cuatro aspiran al Premio a mejor película junto con la excelente The Rider; y las cuatro, apuesten dinero a ello, lucharán por el Óscar a mejor largometraje en febrero en el Dolby Theatre. Si bien cualquiera de estas propuestas harían sonrojar a John Cassavetes, padre del indie norteamericano, todas representan diferentes estilos dentro del cine de autor estadounidense y están pensadas para distintos tipos de público. Si Call me by your name tiene una vocación más universal, con un exposición clásica y elegante, Déjame salir tiene ese toque de frescura capaz de atraer a público más joven para tratar un tema de gran actualidad como la xenofobia. Si Lady Bird capta el espíritu de uno de los baluartes del indie actual como Greta Gerwig pero sin cerrar las miras; The Florida Project centra su historia en la zona deprimida de una urbe, en este caso Miami, para retrata la otra América, esa que va más allá de visiones individuales como es el caso de la segunda película de Gerwig.

Pero los Spirit Awards no terminan en estos cuatro grandes títulos. Si nos centramos, precisamente, en el apartado del Premio John Cassavetes, otorgado a las creaciones con un presupuesto menor a 500.000 dólares, nos encontramos cinco joyas a rescatar.

  1. A ghost story: ha pasado sin pena ni gloria por la taquilla española gracias a un estreno técnico y a la poca publicitación de su estreno. La nueva película de David Lowery, rodada en apenas un par de semanas, es una elegía a la pérdida y al olvido que deja huella.
  2. La vida y nada más. Cinta española dirigida por Antonio Méndez-Esparza que compitió en la sección oficial del Festival de San Sebastián y que, como The Florida Project, está ambientada en Florida. El filme nos cuenta como una madre lucha por la supervivencia de los miembros de su familia en un ambiente casi inerte. Lo hace con las marcas de la casa del indie: sin ningún tipo de aditivo.
  3. Most beautiful island. Otra película con sangre española, en este caso dirigida por Ana Asensio, que consiguió el máximo galardón en el Festival de Tribeca. Una propuesta de gran calidad que nos sitúa en el drama de las generaciones actuales: la convivencia con una situación laboral precaria llena de promesas incumplidas.
  4. Dayveon. Ópera prima de Ammam Abbasi que pasó por el Forum berlinés a principios de año. De nuevo, para situarnos en la América profunda, en Arkansas concretamente, en un coming-of-age al uso pero con notas de gran cine que sugieren que estamos ante otro notable realizador en ciernes.
  5. The transfiguration. Variante de género –en este caso el vampírico— que se presentó el curso pasado en el Festival de Cannes. Está dirigida por Michael O’Shea y, desgraciadamente, no ha trascendido más allá del circuito de festivales.

Pueden consultar las Nominaciones a los Independent Spirit Awards en este enlace.

 

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