Recordando a Dennis Hopper por el aniversario de su muerte

El 29 de mayo se cumple el aniversario de la desaparición de Dennis Hopper, cuyo nombre fue siempre sinónimo de rebeldía y provocación. Iniciado como actor de la mano del mismísimo Nicholas Ray, fue amigo íntimo de James Dean, y pronto desarrollaría una carrera como intérprete y cineasta independiente, complementada por su faceta de fotógrafo y pintor, así como de coleccionista de arte. Para homenajearlo, desde SundanceTV te dejamos con algunos de sus trabajos más emblemáticos delante y detrás de las cámaras.

Easy Rider: Buscando mi destino, de Dennis Hopper (1969)

Inspirada por la obra Jack Kerouac En la carretera (1957), la ópera prima de Hopper es hoy en día un icono de lo contracultural, merced a su defensa de las drogas, las relaciones abiertas, el pacifismo, la tolerancia y la libertad a ultranza. Las excelentes interpretaciones de Peter Fonda, el propio Hopper y Jack Nicholson, sumadas a su inolvidable banda sonora, y a la frescura de su realización, hacen del filme la road movie por excelencia.

El amigo americano, de Wim Wenders (1977)

Tras el estrepitoso fracaso de su siguiente filme como director –The Last Movie (1971)–, y por culpa de su temperamento y sus problemas con las drogas, los pocos papeles que obtuvo en las décadas siguientes le fueron dados por amigos o admiradores. Uno de estos fue Wenders, quien llevó a cabo una particularísima versión de El juego de Ripley (1974) de Patricia Highsmith, con Hopper encarnando a su seductor y maquiavélico protagonista, mientras Nicholas Ray, Samuel Fuller o Jean Eustache participaban como secundarios. Un noir posmoderno imprescindible para cinéfilos.

Apocalypse Now, de Francis Ford Coppola (1979)

Una de las más grandes películas de la historia, esta reinterpretación de El corazón de las tinieblas (1899) de Joseph Conrad lanzaba una mirada profundamente crítica a la guerra de Vietnam y a sus consecuencias espirituales y morales. La breve, pero intensa, aparición de Hopper como el fanatizado reportero que ha caído bajo el influjo del brillante y desquiciado coronel Kurtz (Marlon Brando) es una de las más recordadas junto con la de Robert Duvall.

Caído del cielo, de Dennis Hopper (1980)

En su tercera obra como director, Hopper confirmó que lo de Easy Rider no había sido una casualidad. Y es que se trata de un nuevo retrato generacional, esta vez el de la era punk-rock, concretado en un durísimo drama que ataca frontalmente el sueño americano, a través de la historia de Cebe (Linda Manz), una chica que desea escapar de su asfixiante clima provincial y familiar emulando a sus ídolos: Elvis y Johnny Rotten. Hopper se reservó para sí el papel del odioso padre de la protagonista, y nos legó otra película indie de culto.

Terciopelo azul, de David Lynch (1986)

Aunque no hubiera hecho nada más, Hopper sin duda sería recordado por su interpretación del psicótico y carismático criminal Frank Booth. Papel que le cautivó al leerlo sobre el guion, y que hizo suyo desde el minuto cero, su espléndida actuación consigue un efecto de fascinación análogo, aunque inverso, al que ejerce Isabella Rossellini; y no es casualidad, porque cada uno de ellos encarna el impulso creador (luz) y destructor (oscuridad) entre los que se ve atrapado su joven protagonista.

Colors: Colores de guerra, de Dennis Hopper (1988)

Acabamos con una película cuyo punto de partida argumental, pese a estar repleto de tópicos –un policía veterano y su novato compañero han de lidiar en Los Ángeles con diversas bandas callejeras y la confrontación racial que ello implica–, logra trascender su manido planteamiento gracias a las excelentes interpretaciones de sus dos protagonistas (Robert Duvall y Sean Penn) y a una vigorosa realización de visos documentales.

El antepenúltimo mohicano

Park City, Utah.

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