Selección de algunos de los mejores directores belgas en activo

Los sábados de septiembre, a las 22:30 horas, en SundanceTV dedicamos nuestra parrilla al cine belga, uno de los más interesantes del momento, pero siempre a la sombra de la potente industria francesa; no en vano, dos de sus principales figuras, Agnès Varda y Chantal Akerman, son originarias de Bruselas. Sin embargo, no olvidemos que Bélgica es una sociedad multicultural y compleja, en la conviven tres lenguas diferentes. Si sientes curiosidad por este país, no te pierdas nuestra selección de sus directores en activo más destacados

Jean-Pierre y Luc Dardenne (n. 1951 y n. 1954 )

Referentes indiscutibles del cine de autor contemporáneo, que acumulan en su haber la friolera de 8 premios en Cannes (y un sinfín más de diferentes festivales y academias de todo el mundo), estos hermanos belgas han conseguido hacer un cine de denuncia que trasciende los límites de la crítica social para indagar en los claroscuros de la condición humana. Con un estilo hiperrealista que se encuentra cargado de una poesía brusca y desnuda, por sus temas y personajes se les considera los herederos espirituales de Robert Bresson. Imposible escoger un puñado de sus filmes: hay que verlos todos.

Jaco Van Dormael (n. 1957)

A menudo calificado como “el director de la incertidumbre”, dado que su filmografía, caracterizada por una estética exuberante y una narrativa compleja, formula sobre todo preguntas, se le conoce básicamente por tres de sus películas: su exitoso debut tras las cámaras, Toto, el héroe (1991); El octavo día (1996), y Las vidas posibles de Mr. Nobody (2009). En todas ellas, el autor incide en la falibilidad de la memoria y rinde tributo a la diferencia.

Joachim Lafosse (n. 1975)

Autor cuya carrera se ha especializado en evidenciar que el mal, más que un asunto de cuatro perturbados, nace a menudo de la normalidad y de las mejores intenciones, y adquiere proporciones monstruosas en el seno de una sociedad tan hipócrita como carente de valores morales, no es de extrañar que en sus películas se desgrane, con un estilo sobrio y tenso, el lado oscuro del denominado «pilar de la sociedad»: la familia. Como muestra, citar Propiedad privada (2006), Perder la razón (2012) y Después de nosotros (2016).

Felix van Groeningen (n. 1977)

Uno de los cineastas flamencos de mayor proyección internacional, su ópera prima Steve + Sky (2004) ya fue todo un éxito de crítica y público en Bélgica; pero no sería hasta Alabama Monroe (2012), con su doble galardón en Berlín y su nominación a Mejor Película en los Oscars, que el nombre del autor traspasaría el ámbito de la cinefilia más minoritaria. Su último trabajo, Beautiful boy, siempre serás mi hijo (2018), ya es un filme made in USA, pero no por ello deja de incidir en su gusto por los perdedores y el poder redentor de los lazos humanos (familia, amigos, amantes…).

Gust Van den Berghe (n. 1985)

Artista multidisciplinar, ha participado como bailarín en montajes para el Real Ballet de Flandes y ha dirigido “La flauta mágica” para la Ópera de Flandes, colaborando, además, con el músico de electrónica Praga Khan y el coreógrafo Marc Bogaerts. Este sustrato se nota en su filmografía, en la que destaca su trilogía sobre el ser humano y la pérdida de inocencia según va madurando, integrada por los títulos El pequeño niño Jesús de Flandes (2010), Blue Bird (2011) y Lucifer (2014). Un cine muy ambicioso temáticamente, que además apuesta por la experimentación visual y narrativa.

 

El antepenúltimo mohicano

Park City, Utah.