Seleccionamos 6 películas con una Palma de Oro controvertida

Coincidiendo con el arranque del Festival de Cannes 2019, desde SundanceTV queremos comentar algunas de las Palmas de Oro más controvertidas de sus 70 años de historia. Pensemos que los jurados no son perfectos, y que en verdad es el tiempo el que coloca a cada obra en su lugar. Además, ya solo para participar en Cannes un filme ha de tener una calidad superior a la media; lo que no significa que resulte vencedor el mejor.

La gran prueba, de William Wyler (1956)

No puede negarse que Wyler fue uno de los grandes maestros del drama clásico en Hollywood; pero esta no es su mejor obra, sobre todo porque desaprovecha toda la fuerza de la historia de una familia cuáquera –contraria a la violencia– que se ve atrapada en plena guerra civil americana. Y si a ello le añadimos que competían con ella peliculones como El séptimo sello de Bergman o Un condenado a muerte se ha escapado de Bresson, el estupor ante esta Palma de Oro resulta aún mayor.

El Knack… y cómo conseguirlo, de Richard Lester (1965)

Si le quitamos el desparpajo de la realización de Lester, las interpretaciones de su trío protagonista (en especial, Michael Crawford) y la música y cultura del Swinging London, la película se queda en simpática comedia… y poco más. Y aunque ese año el nivel no fue muy elevado, sin duda El más allá de Kobayashi o El coleccionista de Wyler no han devenido clásicos en sus correspondientes géneros (el terror y el thriller) porque sí.

El equívoco, de Alan Bridges (1973)

Sutil y punzante reflexión sobre la diferencia de clases a través de la historia de amor entre una aristócrata y su chófer, ese mismo año la sección oficial a competición tenía joyas como La maman et la putain de Eustache, Ana y los lobos de Saura, La gran comilona de Ferreri o, incluso, el clásico de animación El planeta salvaje de Laloux. El equívoco compartió el galardón con Espantapájaros de Schatzberg.

La misión, de Roland Joffe (1986)

El talento de Chris Menges y Ennio Morricone –responsables de la fotografía y la banda sonora, respectivamente– explica en buena medida la Palma de Oro para una película que, pese a su elegante factura, carece de calado de fondo. Si tenemos en cuenta que ese año también acudían a concurso Bajo el peso de la ley de Jarmusch, Mona Lisa de Jordan y, sobre todo, Sacrificio de Tarkovksy, es para llevarse las manos a la cabeza.

Fahrenheit 9/11, de Michael Moore (2004)

Con este documentalista no hay término medio: o lo odias o lo amas. En cualquier caso, incluso sus fans más acérrimos admiten que Fahrenheit 9/11 no es en absoluto su mejor película, ya que evidencia el carácter de panfleto hecho con premura ante la campaña de reelección de Bush. La política primó, pues, por encima de cualquier otra consideración, y venció a obras como Tropical Malady de Weerasethakul, La niña santa de Martel u Oldboy de Park Chan-Wook.

Yo, Daniel Blake, de Ken Loach (2016)

Aunque nadie puede negarle a la cinta lo bienintencionado de su mensaje, ni tampoco su capacidad de emocionar, lamentablemente está repleta de tópicos y no aporta nada nuevo al género del drama social. Y, obviamente, algunas de sus rivales resultaban mucho más interesantes: desde Julieta de Almodóvar hasta La doncella de Park Chan-Wook, pasando por Los exámenes de Mungiu y Paterson de Jarmusch y llegando a Toni Erdmann de Ade.

 

El antepenúltimo mohicano

Park City, Utah.

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