Un vistazo al Hitchcock «menor»

¿Hay hueco en la filmografía de un director como Alfred Hitchcock para películas menores? Sinceramente, desde esta cabecera no lo pensamos así. Probablemente, la del cineasta británico, sea una de las obras más rotundas y con mayores aristas de la historia del cine. Conformada por filmes de enorme vigencia formal que adquieren aún más cuerpo con el paso del tiempo. Eso incluye a propuestas más sencillas o con mayor vocación comercial. La personalidad fílmica de Hitchcock es rotunda y reconocible, tanto como su presencia física, corporeizada en el metraje mediante cameos. En cierta medida, la calificación de «menor o menores» de algunas películas del realizador responden a la defenestración que ha vivido el cine de género desde sus inicios. La prueba la pueden hallar paralelamente a la acogida de los títulos literarios que firmaron Agatha Christie y coterráneos. El cine de misterio, el thriller, incluso el noir, siempre han ocupado un lugar secundario tras el (melo)drama y la comedia. Es más, es bien sabido que la mayoría de cintas de Hitchcock no fueron aupadas por la crítica en el momento de su estreno. Por suerte, y una vez más, el tiempo otorgó justicia. También lo haremos nosotros. A continuación, seleccionamos cinco películas de Alfred Hitchcock consideradas menores pero cuyo visionado es un inmenso placer.

Matrimonio original (1941)

Sin embargo, comenzamos con una comedia, la única que rodó Hitchcock en territorio norteamericano. Carole Lombard y Robert Montgomery protagonizan esta sátira en la que dan vida a un matrimonio que, por un problema burocrático, no está legalmente afianzado. La relación entre ambos, además, bascula entre el amor y el odio. Pese a que el guion de Norman Krasna se acoge a todos los tópicos posibles, el director británico logra sacar partido a la química de sus protagonistas y demuestra, como dejó entrever en su filmografía, que era un director que manejaba muy bien el humor en sus trabajos.

La sombra de una duda (1943)

Unos magníficos Teresa Wright y Joseph Cotten protagonizan este thriller de serial killer que va tejiendo una historia aparentemente cándida que deviene en una obra de intriga sórdida y asfixiante. El filme parte de la llegada del tío Charlie a la casa de unos familiares en California. Allí se ganará rápidamente a todos los miembros de esta familia hasta que, su sobrina, la joven postadolescente también llamada Charlie, comienza a sospechar que su tío no es quién dice ser. Un ejercicio de intriga sobresaliente que concluye con un cierre impactante.

El proceso Paradine (1947)

Magnífico drama judicial encabezado por Gregory Peck, Aida Valli, Ann Todd, Ethel Barrymore y Charles Laughton. El filme narra la defensa legal de un abogado (Peck) a una mujer acusada (Valli) de asesinar a su marido ciego, con el agravante de que el primero se enamorará de la segunda pese a estar casado con una atractiva mujer (Todd). Hitchcock, con su habitual maestría, lograr separarse del telefilme más encorsetado con este estupendo largo cimentado en el estado de gracia de sus actores. Del guion se encargó David O. Selznick, adaptando la novela de Robert Hichens

Cortina rasgada (1966)

Es uno de los filmes menos accesibles del director pese a contar en su reparto con dos de los rostros emblema de Hollywood: Paul Newman y Julie Andrews. Los largos diálogos y la compleja traman articulan esta cinta de espías y agentes dobles. Newman da vida un eminente físico estadounidense que solicita asilo en la República Democrática Alemana como un aparente desertor de su patria. Sin embargo, y siempre hay un «sin embargo» en la obra de Hitchcock, esta es su tapadera para dar con un colega que puede desvelar el plan nuclear de la Unión Soviética en la Guerra Fría. La distancia con la que el maestro inglés describe a sus personajes resulta esencial en esta obra magnética y subyugante.

La trama (1976)

Cerramos el listado con el último largo del director londinense. Karen Black, Bruce Dern, Barbara Harris y William Devane encabezan esta loca producción de Universal Pictures que parte de una premisa tan extravagante como funcional. Una ricachona busca encarecidamente al hijo de su hermana. Un niño al que abandonó esta última por consejo de la primera. Los remordimientos la colocan en una situación muy complicada, por lo que contrata a una médium y un investigador privado para que hallen a su sobrino. Un filme de giros y gusto cómico que se erige como un divertimento de primera clase; desprejuiciado e inspirado por momentos.

El antepenúltimo mohicano

Park City, Utah.

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