Bill Murray: Genio y figura

Muchos consideran a Bill Murray como el rostro del indie norteamericano. Un rostro serio e impasible en el que cada mueca que dibuja parece ser fruto de un esfuerzo titánico por mostrar algún tipo de sentimiento. Esta fama de anodino se la han dado personajes como los que ha tenido que interpretar en Flores rotas, Lost in translation o Rushmore. Pero lo cierto es que todas las historias y leyendas que corren sobre él desmienten esta imagen que tenemos de él, aunque tampoco ayudan a conocer quién es realmente. Estas tres historias que os contamos a continuación nos acercan un poco más al Bill Murray de carne y hueso.

La voz de Garfield, por accidente

Muchos nos sorprendimos cuando se anunció quién iba a interpretar la voz del famoso gato en Garfield: La película. ¿El actor indie por excelencia poniendo voz al felino más famoso en una película diseñada para reventar la taquilla? Sonaba extraño. Pero todo tiene una explicación. Cuando el guion llegó a manos de Murray, este tan solo ojeó las primeras páginas. Vio que el libreto venía firmado por Joel Cohen, y no dudó: “Me encanta el trabajo de los hermanos Coen, así que cuando vi su nombre lo tuve claro. Es buenísimo, así que lo haré”. Pero Joel Coen no es la misma persona que Joel Cohen. El primero, es uno de los mejores directores y guionistas de Hollywood; Joel Cohen, por su parte, ha firmado otro tipo de películas, como Sigo como Dios o Papá Canguro 2. Así que cuando Murray fue a grabar la voz y leyó detenidamente sus frases, se llevó las manos a la cabeza. Intentó cambiar parte del diálogo y despotricó del montaje (cosa que hizo que el montador llegase a dejar la película). El resultado: una película vapuleada por la crítica pero que amasó una gran fortuna.

De fiesta en fiesta

Ese aspecto severo en pantalla contrasta con todas las historias que corren por Internet sobre esa manía que tiene de unirse a cualquier fiesta con la que se topa o revolucionar cualquier bar en el que entra. Para muestra, un botón: corría el año 2010 y Murray estaba en Austin, en el South by South West. Se fue de fiesta con el grupo de rap Wu-Tang Clan y, en cuanto llegó al bar, saltó detrás de la barra y se puso a los mandos: no importaba lo que pedían los clientes, siempre les servía tequila. Pero este no es el único ejemplo. Unos años antes, en Saint Andrews, Escocia, mientras jugaba al golf, una joven estudiante noruega se le acercó para invitarle a su fiesta Erasmus. Y no lo dudó un segundo: allí se presentó para disfrutar del vodka a raudales. Eso sí, Murray se comportó como el perfecto invitado: cuando todos se fueron, se quedó para ayudar a limpiar los platos. Todo un detalle.

Poesía en plena obra

Quizás sea una de las historias más surrealistas, pero también habla muy bien de quién es en realidad Bill Murray. Amante de la poesía, uno de sus lugares favoritos en Nueva York es el Poet’s House. Cuando en 2010 tuvo que cerrar por unas reformas forzosas, el actor no pudo contener la tentación de acercarse a la construcción y, con el casco puesto, deleitar a los obreros con algunos de sus versos preferidos.

 

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