El Disney más clásico: sus mejores películas

Se cumple el 92º aniversario del estreno de Steamboat Willie (1928), una de las primeras obras de ese gigante llamado Disney. Lo cierto es que en estos momentos el otrora estudio de animación es uno de los oligarcas de un sector que fenece en plena crisis sanitaria. Su monopolio es tal que pretende trasladarlo a la exhibición, apoyado en su plataforma de streaming. Ha engullido a Fox y todos sus satélites –entre ellos Seachlight Pictures, su factoría independiente— y parece que no parará ahí. La industria del cine se reformula y no como nos gustaría.

Otro aspecto llamativo del Nuevo Disney es su corrección política, que se integra en esta nueva ola de buenismo que a veces se confunde con la censura. Sea como fuere, Disney una vez fue algo más que una empresa, donde fluía la imprevisibilidad y la imaginación. Desde los años 30 a los 60 consiguió capturar la magia. Y con ella se estrenaron un gran número de obras maestras de la animación. Todos las hemos visto alguna vez en nuestras vidas. Son parte de nuestra cinefilia. ¿Cuál es nuestra preferida? Pues, faltaría más, es una obra menos conocida: Los tres caballeros (1944).

A continuación, elegimos los cinco títulos clave del Disney clásico.

Blancanieves y los siete enanitos, 1937

¿La mejor película de animación de Disney? Así lo creemos. Un filme que pese a estar destinado al público infantil sugiere la entrada por una serie de puertas que conducen a la oscuridad; como ya han demostrado obras audiovisuales posteriores –en nuestra mente se cruza la música de Rammstein con las poderosas imágenes acuñadas por Pablo Berger. El filme fue dirigido por David Hand y obtuvo tan solo una nominación al Oscar: mejor banda sonora original.

Pinocho, 1940

Otro clásico literario adaptado hasta la extenuación –hace un mes se estrenaba la última versión dirigida por el italiano Matteo Garrone. Ben Sharpsteen y Hamilton Luske son los directores de este entrañable filme dotado de bellas imágenes y una narrativa depurada. Una obra que, como la anterior, conjuga ingenuidad con una ambigüedad visual bastante llamativa. Ganó dos Oscar: mejor canción y mejor banda sonora.

Fantasía, 1940

Es la propuesta más arriesgada de este listado. Un largometraje en el que se hace realidad lo expuesto anteriormente: existe un Disney taciturno, incluso terrorífico en los intersticios de sus imágenes. James Algar, Samuel Armstrong, Ford Beebe Jr., Norman Ferguson, Jim Handley, T. Hee, Wilfred Jackson, Hamilton Luske, Bill Roberts, Paul Satterfield y Ben Sharpsteen dirigen esta obra desigual pero profundamente magnética que el tiempo ha puesto en su lugar.

Dumbo, 1941

La emoción hecha cine. El estudio seguía quemando etapas técnicas pero también iba refinando su estilo narrativo. La muestra de ello es que compitió en la sección oficial del Festival de Cannes. La historia del pequeño elefante volador fue uno de los símbolos generacionales de la década. Una oda al distinto que elevó a Disney Pictures a los altares cinematográficos. Ben Sharpsteen, el artesano del estudio, es su director. Fue nominada a dos Oscar.

Peter Pan, 1953

Clyde Geronimi, Hamilton Luske, Wilfred Jackson y Jack Kinney dirigen este filme emblema de la eterna juventud que también compitió por la Palma de Oro de Cannes. Adaptación del cuento de J.M. Barrie que se tradujo en un éxito para la compañía sin precedentes. También marcó la decadencia en la animación para un Disney que ya pensaba en expansiones y saltos a la imagen real. Es la mejor película peterpanesca de todos los tiempos. Y no será porque no hay para elegir.

El antepenúltimo mohicano

Park City, Utah.

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