Itinerario para un viaje fílmico por Estados Unidos

Si la semana pasada visitábamos algunos de los enclaves más destacados de Italia, dentro del ciclo de SundanceTV en el que recorremos mundo, esta toca Estados Unidos, un sueño para muchos devenido reto, porque no resulta asunto sencillo dada la filmografía existente y, claro está, la extensión geográfica que hay que abarcar. Es por ello que nos hemos centrado en los clásicos y en una pequeña sorpresa final, para romper levemente la evidencia.

Este es nuestro itinerario:

Érase una vez en Hollywood, Los Ángeles

Hace un par de semanas, Quentin Tarantino publicaba su primera novela, una más que recomendable expansión de su novena y última película –editada por Reservoir Books—, Érase una vez en Hollywood, un brillante cuento de amistad entre un actor venido a menos, Rick Dalton (Leonardo DiCaprio), y su doble, Cliff Booth (Brad Pitt) –en el libro se invierte el protagonismo, pasando ser Booth el pivote de la narración. A través de ellos, Tarantino hace un retrato del Los Ángeles de los setenta, por supuesto, redefiniendo la propia historia y con las dosis habituales de verborrea y violencia. Una impresionante captura de un tiempo donde L.A. brillaba más que nunca. El que parece que será su penúltimo filme antes de la retirada es quizás su mejor película y todo un tesoro para el cinéfilo viajero.

Annie Hall, Nueva York

Marchamos a la Gran Manzana. Nueva York es la capital del mundo y también lo es del cine. Allí pasa de todo: el inicio de la destrucción planetaria, invasiones alienígenas, atracos a los grandes bancos y joyerías, asaltos en los barrios menos favorecidos, los encuentros en las cafeterías más elegantes, las relaciones más efímeras de amor y la casilla de salida de los artistas más decadente. Todo tiene cabida en Nueva York, incluso el enorme ego de Woody Allen, uno de sus principales embajadores y firmante de una de las grandes películas de la historia filmadas allí, Annie Hall. Una historia de amor protagonizada por una soberbia Diane Keaton y el propio Allen que nos traslada a un tiempo que permanece inalterable en nuestra memoria. Un filme que nos presenta el momento más inspirado de un autor que siempre es un placer.

Easy Rider, Ruta 66

Y qué decir de la Ruta 66. Sinónimo de libertad, del espíritu salvaje e indómito inherente al sueño americano. Este clásico dirigido por Dennis Hopper y protagonizado por Peter Fonda y el mismo Hopper es la road movie por antonomasia. Un impresionante trayecto a través de la cultura estadounidense; un viaje transversal por Estados Unidos lleno de momentos de lo que es difícil desprenderse. Ya no se hacen obras como estas, capaces de trazar el camino de una generación perdida. Los Oscars no la tuvieron, injustamente, en cuenta, con solo dos nominaciones, pero sin duda estamos ante una de las obras referenciales que retratan un estilo de vida.

«Amity», Tiburón

Amity Island, la isla del Tiburón de Spielberg, realmente no existe, pero retrata el modus vivendi de la población de la Costa Este como pocas. Un lugar que se basa en poblaciones como Long Island y Cape Cod y que está ubicada cerca de Terranova. La obra maestra de Spielberg dibuja el auge del turismo playero a comienzos de los setenta, en pleno cambio de la economía mundial tras el período de posguerra. Su estreno, aparte de promocionar un lugar ficticio, asustó a la población, que pensaba que tras cada playa había un tiburón acechando. Aunque no quede demasiado lejos era una época oscura para divulgación científica. La mar era todo misterio, algo de lo se aprovechó este filme que tiene mucho de mitológico.

El antepenúltimo mohicano

Park City, Utah.

Más en el blog: Los sábados de julio y agosto viaja con SundanceTV