Las 5 mejores interpretaciones de Jim Carrey

Siempre es un buen momento para reivindicar la figura de un cómico camaleónico y carismático, que marcó todo un estilo de comedia slapstick en los años 90, pero siempre con un pie a medias en el drama. Jim Carrey es un genio de hacer reír. Muchos se quedarán con el detective Ace Ventura, otros preferirán al Lloyd de Dos tontos muy tontos, pero la carrera de este actor canadiense va mucho más allá de estos dos éxitos indiscutibles. A continuación, destacamos los 5 papeles inolvidables de la carrera de este intérprete que, por cierto, esta semana acaba de cumplir 57 años: ¡felicidades!

Olvídate de mí, de Spike Jonze (2004)

Quizás sea el último gran éxito de su carrera, y el más celebrado por los amantes del cine indie de las últimas décadas. Spike Jonze se sacó de la chistera una historia original, de esas que no se habían contado nunca, que es lo más complicado. Y con ella, le regaló a Jim Carrey el personaje de Joel Barish, un tipo tímido, solitario, un tanto frustrado, al que la vida le cambia tras conocer a Clementine. El registro levemente irónico y humorístico que le aporta el actor le va como anillo al dedo al carácter melancólico e introvertido que sale de la pluma de Jonze. Una película que siempre es un placer revisitar, más aún prestando atención a los matices de Carrey.

Man on the moon, de Milos Forman (1999)

A muchos nos entra el pánico cuando se pronuncia la palabra biopic. Pero, por suerte, existen genios como Milos Forman y Jim Carrey que, cuando se ponen a trabajar codo con codo, son capaces de crear una genialidad como Man on the moon. Carrey dota de alma y profundidad a la figura de un mito irrepetible, Andy Kaufman, y junto al perfecto equilibrio narrativo entre el espectáculo y el análisis de la vida del cómico que logra Milor Forman, ambos consiguen un biopic (casi) perfecto.

El show de Truman, de Peter Weir (1998)

Weir consideró a Robin Williams para el papel de Truman Burbank, pero terminó decantándose por Jim Carrey tras verlo en Ace Ventura. Quizás este fue el primer gran papel dramático en el que Carrey pudo demostrar que era mucho más que un payaso adicto a las muecas. Esta historia sobre la vida de un hombre de a pie cualquiera retransmitida en directo para todo el mundo nos adelantaba toda una era dominada por los reality show.

The majestic, de Frank Darabont (2001)

Algunos la compararon con el mejor Frank Capra, otros le reprocharon su excesiva nostalgia, pero todos coincidieron en que parte de la magia de esta película sobre la caza de brujas en Hollywood reside en la interpretación de Jim Carrey. Su delicadeza y sensibilidad a la hora de hacer aflorar los conflictos y dudas de su personaje, Peter Appleton, son el indudable gancho de The majestic.

La máscara, de Chuck Russell (1994)

Es, sin duda, el mejor de los papeles histriónicos, exagerados y pasados de vuelta tan característicos de Carrey. Nadie sino él podía darle vida a esa especie de doppelgänger que aflora cada vez que Stanley Ipkiss se coloca la máscara. Loki marcó a toda una generación: el mítico baile con las maracas hacia el final de la película es uno de los iconos más representativos del cine de los 90. Y, claro está, no sería lo mismo sin las muecas del gran Jim Carrey.

El antepenúltimo mohicano | Revista de cine independiente.

Park City, Utah.

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