Las grandes películas de Henri-Georges Clouzot

Justamente, hace un par de semanas, lanzamos el episodio número trece de La última flecha, el podcast sobre cine clásico de El antepenúltimo mohicano. En él, a través del análisis de El cuervo, abordábamos la filmografía de uno de los grandes directores del cine francés: Henri-Georges Clouzot. Un cineasta que pese a su brillante currículum ha tenido que ser reivindicado en numerosas ocasiones. Algo que, con seguridad, nada tuvo que ver con el talento del realizador de Niort (1907—1977), sino, más bien, a su postura profesional cuando la Francia fue ocupada por los nazis en la Segunda Guerra Mundial. La entrada germana en territorio galo propició Continental Films, un estudio francés liderado por un empresario alemán con vínculos con Goebbels. El período de ocupación coincidió, así, con el auge de una empresa de la que surgieron algunos de los títulos más significativos de los años 40. Si esto fuera poco para Clouzot, la temática de sus filmes tampoco sedujo a la sociedad y a los estamentos más ortodoxos y puritanos. Básicamente porque la ambigüedad de la mayoría de sus personajes, así como la visión negativa que plasmaba en imagen de la propia sociedad, no encajaban con los ideales de la época. Sea como fuere, la obra de Clouzot está fuera de toda duda; como demuestra la conjunción de virtudes que se encuentran en El salario del miedo, propuesta que pueden ver dentro del ciclo «Esenciales» de SundanceTV durante este mes de mayo. A continuación, elegimos nuestras cintas predilectas de Henri-Georges Clouzot.

El cuervo, 1943

Revisión del concepto de ruralidad en el cine francés de los años 40. En este caso como eje para narrar este relato de intriga que nos ubica en el pueblo de St. Robin. Un tranquilo lugar cuya paz se verá rota cuando el doctor local, Rémy Germain, comience a recibir correos anónimos en los que apuntan que debe romper su relación con Laura Vorzet, esposa del psiquiatra. Tras ello, serán otros habitantes los que sufrirán la falta de decoro del firmante, El Cuervo. De esta manera, el pueblo se lanzará a la búsqueda del responsable que está detrás de estas misivas. Pierre Fresnay, Ginette LeClerc, Micheline Francey y Pierre Larquey son sus actores protagonistas.

En legítima defensa, 1947

León de Plata de la Mostra de Venecia a la mejor dirección, este noir interpretado por Suzy Delair, Bernard Blier, Louis Jouvet y Simone Renant nos cuenta los devaneos con agentes nocturnos de todo tipo de Jenny Lamour, una cantante de éxito de music-hall. Ante ello, su marido decide investigar sus movimientos fruto de los celos que le devoran. Justo cuando da el paso para conocer ese posible lado oscuro de su mujer se encuentra con una sorpresa inesperada que despliega un submundo donde hay poco espacio para el romanticismo.

El salario del miedo, 1953

Palma de Oro del Festival de Cannes, Oso de Oro del Festival de Berlín, Premio BAFTA a la mejor película… Hablamos de una las grandes películas de 1953. Una joya interpretada por Yves Montand, Charles Vanel, Véra Clouzot y Peter van Eyck. El filme nos traslada al viaje de cuatro trabajadores de una compañía petrolífera que transportan un peligrosísimo elemento en la trasera de su camión: nitroglicerina. Cualquier movimiento en falso, pues, supondrá el final de sus vidas, algo que provocará que emerja la tensión entre ellos conforme aumentan las cifras del cuentakilómetros. Un trabajo esencial.

Las diabólicas, 1955

A nuestro juicio, su mejor película. Es la historia de venganza de dos mujeres, esposa y amante, sobre un director de colegio que les ha dado muy mala vida. Ambas planean asesinarlo y deshacerse del cuerpo. Por supuesto, nada saldrá como planificaron. Una magnífica Simone Signoret –no nos cansaremos nunca de hablar sobre ella—, Véra Clouzot y Paul Meurisse encarnan al trío protagonista de este thriller visualmente apabullante y narrativamente prodigioso. Una de las mejores películas de la historia del género.

El antepenúltimo mohicano

Park City, Utah.