Las grandes películas de Jacques Tati

En una de las muchas escenas que reflejan la deriva emocional de los protagonistas de la primera película de Joachim Trier, Reprise (2006), uno de los protagonistas expresa su desazón con un póster de Playtime (1967) de Tati como background. Toda una declaración de intenciones que traslada códigos y universos fílmicos del pasado para mostrar una realidad contemporánea. En cierta manera, el cine de Tati nos habla de individuos que habitan ecosistemas cerrados, con una idiosincrasia propia y en el que responden de forma orgánica pero peculiar a los órdenes establecidos. Una visión cercana a la propia personalidad del director, uno de los grandes realizadores del cine francés pese a su escueta filmografía. Su cine es una contramirada a la posterior Nouvelle Vague que puso el foco del espectador internacional sobre el cine de autor galo. Tati ofrece una iconografía muy personal e inédita dentro de obras de carácter humanista y esencia optimista. A continuación, repasamos sus mejores títulos a propósito del ciclo «Esenciales» de SundanceTV.

Días de fiesta, 1949

Tati debutó en el largo tras una gran etapa como cortometrajista. Lo hizo a lo grande: ganando el León de Oro de la Mostra de Venecia. El cineasta retrata la ruralidad de una forma inédita con esta pieza que nos traslada a la pequeña villa de Saint-Sévère. Concretamente al día de su patrón. El pueblo está en fiestas y todo el mundo se prepara para la noche. Durante el resto del día seguiremos al cartero del pueblo. Un hombre tan honesto como poco hábil con la cucaña. Días de fiesta se rodó en color pero se estrenó en blanco y negro. Años más tarde se reeditaría en su formato original.

Las vacaciones del señor Hulot, 1953

Con su segunda cinta, Tati se estrenó en la sección oficial del Festival de Cannes. Meses más tarde compitió por el Oscar a mejor guion. La historia, un clásico de Tati: la llegada de un estrambótico huésped cambiará las rutinas de un grupo de veraneantes en un balneario de la costa atlántica. Su carisma y su proactividad harán las delicias de los más pequeños y dejará atónitos a los más mayores. El señor Hulot es una extensión del propio director y de su modus vivendi. El segundo largometraje del director es un cuento moderno difícil de olvidar. Todo un disfrute intemporal.

Mi tío, 1958

El señor Hulot de nuevo a escena en la que es probablemente la mejor película del director. Toda una exhibición de comedia irónica para cuestionar la sociedad del progreso y el capitalismo y defender la tradición y la cercanía social. Justamente la cinta de Tati es un ejercicio de empatía, de corazón y de ternura por el que, al igual que el resto de su filmografía, no pasan los años. El filme relata la cotidianidad del citado Hulot, el cual, sin trabajo, tendrá que hacerse cargo de su sobrino.

Playtime, 1967

«Jacques Tati no se limitaba a hacer películas graciosas para arrancar la risa o la sonrisa del espectador; como cualquier autor digno de ese nombre, expresaba mediante ellas una visión, llamémosle «filosófica», de su contemporaneidad, ante la cual el humor jugaba el doble papel de denuncia y de escudo, esto es, de refugio donde cobijarse, tras haber puesto en solfa los misteriosos mecanismos que rigen el comportamiento de los colectivos humanos», cita Elisenda N. Frisach en un texto publicado en EAM. Es la perfecta definición de su cine y, por ende, de Playtime, una joya que amplifica lo expuesto en Mi tío. No se pierdan a Tati.

El antepenúltimo mohicano

Park City, Utah.