Las mejores comedias del cine indie americano

Estamos deseando dejar atrás el 2020. No hay duda. Ha sido un año inaguantable. Por doloroso, por tenso, por incomprensible. Nada de lo que sucede alrededor parece tener lógica. Nuestra vida ha cambiado; la vida de los demás ha cambiado. Encendemos el televisor y siempre vemos y escuchamos lo mismo. Leemos mentiras, leemos desinformación, leemos contradicciones. Contradicciones que, por parte, conviven y son parte de nuestra propia vida tras nueve meses de absoluta oscuridad y de hálito apolillado. No parece que el 2021 vaya a sanar inmediatamente nuestras heridas. Las mentiras, la desinformación, la contradicción seguirán perennes, incluso cuando nos llegue esa deseada bocanada de aire fresco. Por suerte, nos quedan los nuestros y también nos queda el cine. Esto último ha quedado tan tocado como nosotros; incluso más, viendo los movimientos de los grandes del streaming. Caída de unos, delirios de otros. Estamos seguros de que el cine en salas prevalecerá y convivirá con el VOD. Igual lo que nos falta, tras la tempestad, es tiempo para ordenarnos y disfrutar.

Queremos mandar al otro barrio –hemos cambiado la expresión a última hora— este año y SundanceTV nos lo pone fácil con el ciclo «Adiós 2020», una selección de comedias para convertir nuestras tardes/noches en algo agradable, sin demasiadas complicaciones. Recogemos el guante del canal y elegimos las que, a nuestro gusto, son las mejores comedias independientes norteamericanas del siglo XXI.

Alta fidelidad, de Stephen Frears (2000)

Profundo y sincero homenaje a la melomanía dotado de momentos absolutamente desternillantes. John Cusack, como dueño de una tienda de vinilos, nunca estuvo mejor en este retrato generacional que se erigió en una de las grandes películas de su año. Jack Black, Joelle Carter, Iben Hjejle y Tim Robbins completan el elenco de la mejor adaptación de la prosa de Nick Hornby proyectada en una pantalla.

Los Tenenbaums, una familia de genios, de Wes Anderson (2001)

Nos valdría cualquier película de Wes Anderson, donde el humor y la ironía componen parte importante de su peculiar estilo. Nos quedamos con esta magnífica película interpretada por Gene Hackman (lo echamos de menos en pantalla), Anjelica Huston, Ben Stiller, Luke Wilson, Owen Wilson, Danny Glover, Bill Murray y una magnífica Gwyneth Paltrow. Compitió por el Oso de Oro y fue nominada al Oscar a mejor guion.

Entre copas, de Alexander Payne (2004)

Fue la película que catapultó a Alexander Payne a la primera división de la industria norteamericana. Esta fábula sobre la camaradería, aderezada por una insólita cata de vinos, fue también nominada al mejor guion. Paul Giamatti –en la que es la mejor interpretación de su carrera— y Thomas Haden Church están espectaculares. Con sus dos siguientes filmes, Los descendientes (2011) y Nebraska (2013), Payne consiguió dos candidaturas en la máxima categoría.

Napoleon Dynamite, de Jared Hess (2004)

El debut de Hess se ha erigido un clásico de culto por su representación de la cultura escolar encarnada en la figura de un joven que ama el baile y las artes marciales, unas aficiones que no pasarán desapercibida en su pueblo natal, Idaho. Colaboración entre Fox Searchlight y MTV que se saldó con una acogida unánime. La carrera de Hess nunca volvió a estos niveles de calidad. Para el recuerdo: el baile final.

Supersalidos, de Greg Mottola (2007)

Abanderada del estilo del productor y director Judd Apatow que originó una corriente de humor irónico/juvenil a finales de la primera década del nuevo milenio. Greg Mottola dirige a los por entonces desconocidos Jonah Hill, Michael Cera, Christopher Mintz-Plasse, Seth Rogen y Bill Hader, figuras claves hoy en día del humor no solo cinematográfico, sino también de otras representaciones artísticas. El título original, por cierto, es Superbad, nada que ver con su traducción española.

El antepenúltimo mohicano

Park City, Utah.

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