Las mejores películas de Alejandro Amenábar

Uno se pregunta, como ocurre con otros cineastas/actores, en qué momento se torció la carrera la Alejandro Amenábar. Otrora promesa del cine español devenido realidad consolidada, incluso, con la obtención de un Oscar –Mar adentro (2004)—, ha perdido ese poder de atracción que caracterizó a sus orígenes. Sus dos primeros filmes enamoraron a la crítica española; su paso al cine de alto presupuesto, con un reparto liderado por Nicole Kidman, siguió la estela ganadora, consiguiendo un triunfo a todos los niveles (taquilla, premios, prestigio). Llegó el Oscar a mejor película de habla no inglesa, acompañado de multitud de loas. Era el cineasta del momento. Es probable, y aquí nos aventuramos, que su descenso –por llamarlo de alguna manera— haya estado ligado a un cambio en los estándares críticos. También a esa manía patria de castigar a los agentes que portan el éxito. Sea como fuere, pese a cumplir en el box office, una propuesta como Ágora ya avisaba que los caminos venideros serían duros. Y así ha sido. Aun quebrado el encanto, Amenábar ha seguido dando buenas muestras de su oficio tras la cámara. Incluso en sus peores películas, como Regresión, se ha mantenido como una buena baza comercial. Aunque probablemente esto último es algo que ha estado ligado a su productora base y a las campañas comerciales que acompañan a sus trabajos. Como Bayona, su crédito con el gran público se mantiene, ojalá que, más allá de temas presupuestarios, recupere esa inspiración que supuso una revolución a comienzos del nuevo milenio. A continuación, elegimos sus mejores filmes.

Tesis, 1996

Lo bien que le sienta al cine español sus paseos por el buen cine de género. En Tesis, Amenábar reunió a unos jóvenes Ana Torrent, Fele Martínez y Eduardo Noriega para contarnos este paulatino descenso a los infiernos con las snuff movies como centro de la trama. La investigación de una estudiante de imagen de este submundo provocará que conozcamos una realidad que parecía oculta ante nuestros ojos. La película fue nominada a siete premios Goya, incluyendo el de mejor película.

Abre los ojos, 1997

Eslabón con el cine hollywodiense, que quedó prendado de esta segunda película del director santiagués. Tanto, que perpetró su propia versión, protagonizada por Tom Cruise y Penélope Cruz y titulada Vanilla Sky. En la original, la pareja de Cruz la interpretó un estupendo Eduardo Noriega. Estamos ante un drama psicológico de múltiples capas que consiguió diez nominaciones a los Goya. Consiguió la mención especial del jurado a la mejor dirección en su premiere en la Berlinale.

Los otros, 2001

Ya en primera división, Amenábar firmó el gran éxito del cine español de 2001. Arrasó en los Goya –consiguió ocho premios, entre ellos el de mejor película—, compitió por el León de Oro y fue muy protagonista en la temporada de premios –Nicole Kidman fue nominada a los Globos de Oro—. Un filme que dialoga con El sexto sentido de M. Night Shyamalan. Un carrusel de sorpresas en este magnífico ejercicio de cine de terror que va más allá de las apariencias. Contó con la producción de Tom Cruise y Miramax, que se unieron a una larga relación de productores que hicieron realidad una cinta impensable dentro del cine español. Costará ver algo así de nuevo.

Ágora, 2009

Con este meritorio largometraje, ambientado en la Alejandría del siglo IV, en el ascenso del cristianismo previo a la caída del Imperio Romano, repitió alto presupuesto y un reparto encabezado por una gran actriz, Rachel Weisz, acompañado por actores menos conocidos pero que lograron una buena carrera a posteriori, como Max Minguella, Oscar Isaac y Rupert Evans. Weisz da vida a Hypatia, una astrónoma que trabaja en la biblioteca de la capital de la provincia egipcia, ajena a las luchas externas que, entre otras cosas, quieren devorar la cultura y la ciencia de la que ella es baluarte. Un trabajo detallado y muy interesante, cuya narrativa, sin embargo, perdía fuelle con el paso de los minutos. Aun así, muy estimable.

El antepenúltimo mohicano

Park City, Utah.