Las mejores películas de Krzysztof Kieslowski

Hace un mes, se estrenaba en la cartelera española la película Éter. Su firmante es Krzysztof Zanussi, uno de los últimos miembros de una gran generación. Andrzej Wajda, Roman Polanski, Jerzy Skolimowski, Andrzej Munk, Aleksander Ford, Wojciech Has, Tadeusz Konwicki y Agnieszka Holland conformaron lo que se conoció como la Nueva Ola del cine polaco. Un movimiento paralelo a otros similares en Francia o Checoslovaquia que ofrecía diferentes perspectivas de la posguerra en el país centroeuropeo, subyugado por el Comunismo. En esta magnífica camada de autores estaba incluido Krzysztof Kieslowski, una de las voces con más personalidad dentro del viejo continente fílmico que, al igual que otros compañeros, desarrolló parte de su carrera fuera de Polonia –en este caso en Francia. A continuación, y coincidiendo con el aniversario de su muerte, elegimos las cinco mejores películas del cineasta varsoviano.

El aficionado (1979)

Brillante trabajo metacinematográfico, erigido revolución en su momento, que relata cómo un hombre corriente halla las virtudes de una cámara Súper 8; primero para grabar los primeros pasos de su hijo; después para capturar todos los cambios sociológicos y laborales que vive su país. Una afición que le separará de su realidad más cercana, concretamente de su esposa. Así, la ficción se superpone al presente y cambia la perspectiva de su protagonista.

El azar (1987)

Dentro de la excepcional filmografía del director polaco, ha ocupado para la teórica un lugar secundario por detrás de cintas más reconocidas. Sin embargo, este estudio sobre la individualidad es el mayor ejemplo del estilo de Kieslowski. El filme narra el viaje de Witek, un joven estudiante de medicina que decide interrumpir sus estudios para iniciar un viaje a la capital, Varsovia. Un viaje que tendrá tres versiones alternativas atendiendo a la fortuna; en los que los detalles impuestos por esta cambiarán el destino de su protagonista.

No amarás (1988)

Sensacional segmento del serial Decálogo que cuenta con un gran planteamiento inicial:  Tomek tiene 19 años y está obsesionado con su vecina Magda. Magda es una mujer liberal que vive su vida sin ataduras y que invita recurrentemente a hombres a su piso. Tomek, intentando llamar su atención, intenta boicotear cada uno de esos encuentros. Grazyna Szapolowska y Olaf Lubaszenko lideran el reparto de un filme que obtuvo el Premio Especial del Jurado del Festival de San Sebastián.

La doble vida de Verónica (1991)

Largo previo a su trilogía Colores y primer trabajo en Francia. Irène Jacob y Halina Gryglaszewska protagonizan este drama psicológico que une a dos mujeres: Weronika y Veronique, una en Polonia, otra en Francia, comparten su gran pasión por la música, pero también la enfermedad y una crisis identitaria. Un filme lleno de lírica y sensibilidad que le brindó a Jacob el gran papel de su carrera. La doble vida de Verónica consiguió el premio a la mejor actriz en el Festival de Cannes y estuvo nominada en los apartados extranjeros de los Independent Spirit Awards y los Globos de Oro.

Tres colores: Rojo (1994)

La mejor película de una trilogía inigualable. Kieslowski vuelve a colaborar con el músico Zbigniew Preisner –capital en su filmografía—, el camarógrafo Piotr Sobocinski y la actriz Irène Jacob para contarnos la historia de Valentina, una estudiante que se gana la vida como modelo y que, tras avatares vitales –un perro atropellado de dueño desconocido—, da con un juez jubilado de comportamiento cuestionable al que espiará, primero por curiosidad, después por obsesión. Tres nominaciones al Oscar y cuatro nominaciones al BAFTA encabezan un currículum majestuoso para el último filme de uno de los grandes cineastas de la historia del cine europeo. Una despedida al alcance solo de los más grandes.

El antepenúltimo mohicano

Park City, Utah.

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