Las mejores películas de Naomi Watts

Pese a que su nacionalidad es británica, Naomi Watts se ha sentido siempre australiana. Australia fue el país donde pasó su adolescencia; donde se formó académicamente; donde descubrió su pasión por la interpretación; y donde consiguió sus primeros papeles. Su paso por Home & Away, un serial local muy conocido, hervidero de actores y actrices que posteriormente dieron el salto al mundo del espectáculo, marcó los inicios de su carrera. Unos comienzos duros, por otra parte, siempre a la sombra en los casting y elencos, tanto en su Australia adoptiva como en Estados Unidos. Todo cambió cuando David Lynch la reclutó para la obra de culto Mulholland Drive (2001). Tras su aclamada interpretación, su carrera aceleró de tal manera que se erigió de forma inmediata en una de las grandes actrices de este nuevo milenio; adorada por la crítica y también por los académicos; ya que ha sido nominada en dos ocasiones a los Oscar –por 21 gramos y Lo imposible. Actualmente compagina, como otros muchos actores, su carrera cinematográfica con la televisión –con menos fortuna de la esperada, ya que los proyectos que se le adjudican no suelen materializarse o suelen cancelarse. Pese a su completa trayectoria, estamos seguros de que su gran papel todavía está por llegar. Mientras llega ese momento, y aprovechando la emisión de Demolición, dentro de «Panorama Estados Unidos», elegimos las mejores interpretaciones de su ya extensa filmografía.

Mulholland Drive (2001)

Como indicábamos al comienzo, es la llave de su carrera. Un papel extremadamente complejo dentro de una obra, no podría ser de otra forma tratándose de David Lynch, aún más compleja. La relación lésbica con el personaje corporeizado por Laura Elena Harring generó una enorme polémica en la época. Un impacto acorde con la interpretación de Watts, que convenció a la prensa y al público gracias a un magnetismo que se echaba de menos en Hollywood. Watts era algo más que un rostro bonito; poseía un porte clásico que escondía ambigüedad y misterio. Había nacido una estrella.

The Ring (2002)

Al agente de esta actriz de Shoreham le llegaban las propuestas a su despacho a decenas, tanto independientes como comerciales. Dentro de este último espectro, Watts protagonizó la excelente adaptación estadounidense del clásico de terror nipón Ringu, titulado en España The Ring (La señal). Un tremendo filme de fantasmas y maldiciones que se convirtió en una de las sensaciones de su año. Watts protagonizó una secuela que tuvo menos suerte pese a ser igual de terrorífica.

21 gramos (2003)

Con su trabajo para la excelente película de Alejandro G. Iñárritu, consiguió su primera nominación al Oscar y subrayó todo lo que había demostrado en la cita obra de David Lynch: era una actriz distinta, sin miedo a evitar los convencionalismos. En este filme encarna la deriva afectiva de una mujer de mediana edad que se une a otras dos historias sobre la pérdida y la identidad. Una obra mayúscula con una actriz superlativa.

El velo pintado (2006)

Anteriormente hacíamos referencia al aura clásica de Watts y su trabajo en este filme de John Curran es la perfecta demostración de ello. Historia romántica con la infidelidad como eje ambientado en la China de los años 20 que no contó con el entusiasmo crítico esperado pero sí con el apoyo popular, ya que obtuvo una excelente taquilla en territorios anglosajones. Con este rol, Watts demostró su versatilidad y su absoluta falta de pudor a la hora de encarnar a mujeres complejas, que navegan a contracorriente.

Promesas del este (2007)

Cerramos este listado con la fantástica película de un David Cronenberg más accesible de lo habitual. En ella, Watts caracteriza a Anna, una comadrona londinense que, tras una muerte en su trabajo, decide seguir las indicaciones de un diario que le llevará al núcleo de la mafia rusa en Reino Unido. Allí conocerá a Nikolaj, un chófer encarnado por un también excelente Viggo Mortensen –nominado al Oscar—, que se encargará de mantenerla alejada de los secretos que guarda el manuscrito. La química entre Watts y Mortensen rotura un largometraje lleno de recovecos y giros. Otra obra mayor del cineasta canadiense.

El antepenúltimo mohicano

Park City, Utah.

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