Si el cuadro de honor histórico de la Seminci hablaba de su enorme legado, devenido lastre, ya que cualquier comparativa de la contemporaneidad con tiempos pretéritos daba como resultado un pronunciado descenso, el pasado del Festival de Gijón, del FICX, es muy diferente. Al menos lo era en pretensiones y alcance, ya que en la primera mitad de su historia se erigió en un evento de cine infantil y juvenil –la sección actual Enfants Terribles es un guiño a todo ello— situado en los márgenes de una industria que, como el país, se reconstruía lentamente.
El FICX giró el timón en 1994. Lo hizo con la dirección de José Luis Cienfuegos. Un nuevo festival, una nueva idiosincrasia; que abrió las puertas al cine de autor; también al prestigio. En poco tiempo el Festival de Gijón se convirtió en un certamen internacional de referencia. Por supuesto, junto al éxito llegó el recelo –ay, la política— y las decisiones cuestionables. Hablar de ello, es también hacerlo de su historia, porque la coyuntura política/burocrática y sus ligaduras con el festival gijonés son indisolubles; forman parte de su intrincado. Algo que no cambió con la llegada a la dirección de Alejandro Díaz Castaño en 2014. Sí, sin embargo, su capacidad para redefinirse y volver a dotar de interés una plaza clave para el cine de autor en España.
Si echamos un vistazo a su palmarés reciente, Gijón ha abierto las puertas comerciales de nuestro país a autores como Pawel Pawlikowski o Hong Sang-soo. ¿Existe un mejor legado que ese? A continuación, elegimos nuestros cuatro filmes predilectos ganadores del máximo galardón del FICX:
LILJA 4-EVER, Lukas Moodysson, 2002
Echamos mucho de menos el cine del sueco Lukas Moodysson, que apareció como un torbellino en la primera década del siglo XXI para luego desaparecer en el mundo televisivo. Su tercera película es increíble, liderada por una Oksana Akinshina colosal. Ella da vida a Lilja, una adolescente que sobrevive como puede en una ciudad industrial de la antigua Unión Soviética. Para comer y vestirse tiene que prostituirse. Todo cambiará con la llegada a su vida de un hombre que le promete una vida mejor en Suecia. Una obra desgarradora, elegante y rodada con el pulso de los grandes.
LIVERPOOL, Lisandro Alonso, 2008
La semana pasada nos enterábamos de que Lisandro Alonso había comenzado a rodar su nueva película. Se titula Eureka y contará con Viggo Mortensen de nuevo tras su excelente colaboración en Jauja (2014). Anterior a esta, el cineasta argentino estrenó Liverpool, un trabajo fascinante que nos sitúa en la vuelta a casa de un marinero buscando solucionar temas que quedaron en standby. Todas las señas de identidad del autor aparecen en este filme que se degusta, como el buen mate, sorbo a sorbo, con la calma que precisan las cosas bellas.
IDA, Pawel Pawlikowski, 2013
Poco se puede decir nueva de la magnífica película de Pawel Pawlikowski, quien ya ganó el máximo galardón del FICX en el año 2000 con The Last Resort. Ida fue a la postre una de las grandes películas de su año; ganadora del Oscar a mejor película extranjera, de los European Film Awards y del premio del público del Festival de Toronto. La película de esta novicia con dudas es una de las cotas estéticas de este siglo XXI.
AHORA SÍ, ANTES NO, Hong Sang-soo, 2015
Aunque ya había presentado en secciones oficiales de Cannes o Berlín, Ahora sí, antes no supuso la entrada definitiva en la cartelera de nuestro país del magnífico director seulés. Si la semana pasada con la mención a Introduction, que competirá en Albar del FICX 2021, nos preguntábamos si era su mejor filme, esa duda ya la planteamos con esta deliciosa historia romántica con una de las capturas del interior de un cine más bellas de la ficción reciente. No podemos decir, ya, si es su mejor película, lo que sí sabemos es que es la más accesible y con la que es muy fácil enamorarse de este realizador adicto al amor y a la cerveza.
Park City, Utah.
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