San Sebastián 2021: los ganadores

El pasado sábado concluyó la sexagésimo novena edición del Festival de San Sebastián. Lo hizo, como viene siendo habitual en la última década, con polémica. El triunfo de la cinta rumana Blue Moon, para la gran mayoría de acreditados la peor película de la competición, aparte de enfrentarse al desaire de la prensa, abrió de nuevo el debate sobre la idoneidad de los jurados en este tipo de festivales. Pero lo cierto es que, salvo el género de la firmante, nada cambia con respecto a otras entregas: una película mediocre obtuvo la Concha de Oro.

Más allá de posibles cuotas, o de que la mayoría de integrantes de la mesa de deliberación fueran mujeres, si alguna película necesitaba un empujón para conseguir tener un recorrido más dilatado por el circuito, esa es la ópera prima de Grigore, que narra una historia de emancipación femenina dentro de un universo patriarcal. Probablemente, su recorrido se limitará justo a eso: festivales. Ni tiene el poder visual de la anterior ganadora, la georgiana Beginning, otra elección que levantó ampollas, ni el calado emocional de un trabajo como Sparrows, de Rúnar Rúnarsson; una simple creación de nicho. Es más, es probable que pese a la enorme cuantía que acompaña al trofeo (que se destinaría a su proyección comercial-local), no encuentre distribución dentro de un panorama cinematográfico sobrecargado.

A continuación, les presentamos las cuatro películas victoriosas de este último capítulo del Donostia Zinemaldia:

BLUE MOON, Alina Grigore

Concha de Oro. Primera vez que una película rumana se coloca en lo más alto del palmarés del Zinemaldia. Lo hace una cinta austera, cruda, sin concesión alguna al espectador. Todo para contarnos la historia de una joven que, tras conocer a un artista, decide enfrentarse a su familia. Un entorno patriarcal, machista y misógino que parece extrapolar la realidad social del país latino. Grigore, tras una década como secundaria dentro de la famosa nueva ola del cine rumano, da el salto de forma inmejorable.

AS IN HEAVEN, Tea Lindeburg

Premio a la mejor actriz. Ya su paso por Toronto adelantó que sería una de las revelaciones del festival. Densa e irregular, pero enigmática y magnética, la cinta de Tea Lindeburg nos descubre a Flora Ofelia Hofman Lindahl, que encarna a una joven adolescente que se verá en la tesitura de dirigir a una familia cuando a la materfamilias se le complica un parto. Esta joven actriz danesa compartió entorchado con Jessica Chastain (Los ojos de Tammy Faye), un gran espaldarazo para una carrera con mucho camino que recorrer.

QUIÉN LO IMPIDE, Jonás Trueba

La mejor película de esta edición. O eso opinaban la crítica –que le concedió el FIPRESCI— y el público. Jonás Trueba, la gran promesa del cine de autor patrio, se ha convertido en una realidad. Esta docuficción de más de tres horas de duración nos sitúa en una etapa difícil de olvidar: la adolescencia, ese período marcado por el absoluto presente. Con su anterior filme, La virgen de agosto, Trueba se dio a conocer en Francia, entrando en el top 10 anual de Cahiers. Tenemos a un nuevo Rohmer en la península ibérica.

BENEDICTION, Terence Davies

Otras de las películas destacadas, esta vez firmada por un autor consagrado. La elegancia en la puesta en escena del cineasta británico al servicio del relato que retrata a Siegfried Sassoon, un poeta y escritor que fue llamado a filas en la Primera Guerra Mundial. Jack Lowden está sensacional dando a cara y cuerpo a este lírico que luchó por la libertad en tiempos de yugo para las nuevas generaciones.

El antepenúltimo mohicano

Park City, Utah.

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