Sobre Paul Dano y su debut Wildlife

Mediado el festival de Sundance se van sucediendo las jornadas con gran parte de la programación ya cubierta, y hay varios títulos que ya están dando bastante de que hablar en esta edición, logrando o al menos buscando así acuerdos con distribuidoras de postín, postulándose para un posterior recorrido por otros certámenes y quién sabe si culminando la temporada en las galas del año que viene. Uno de ellos es la ópera prima del conocido actor Paul Dano, Wildlife, presentada este pasado sábado en Park City, en la sección U.S. Dramatic Competition.

¿Quién es Paul Dano?

Nacido en 1984 en Nueva York, hablamos de alguien que desde sus inicios ha orientado su filmografía hacia el cine independiente, anticipando así su natural carta de presentación como director en Sundance. En efecto, hasta entonces lo hemos podido ver en cintas como Little Miss Sunshine, de Jonathan Dayton y Valerie Faris; Pozos de ambición, de Paul Thomas Anderson; 12 años de esclavitud, de Steve McQueen; o Love & Mercy, de Bill Pohlad. En todas ellas ha interpretado a personajes más bien retraídos, tímidos o traumados, en una posición pasiva que favorecería la asimilación de su entorno. De esta forma habría aprendido durante años cómo ser dirigido, y por extensión cómo poder dirigir a su vez cuando llegara el momento.

Wildlife: una vida nada salvaje

Para pasar al otro lado de la cámara, Dano se ha fijado en la novela homónima de Richard Ford, de 1990, sobre una familia asentada en Montana a principios de los años 60. Adapta la historia junto a su pareja Zoe Kazan, ambos asimismo en labores de producción, y cede su protagonismo a dos actores reconocidos. El marido (Jake Gyllenhaal) es despedido de su trabajo y abandona entonces a su mujer (Carey Mulligan) y a su hijo (Ed Oxenbould), por lo que ella entabla una relación con otro hombre, también en vistas a garantizar la subsistencia económica del pequeño. Es este el que enfoca el relato, pero más allá de este renovado punto de vista, la premisa anterior nos recuerda un poco a la de Lejos del cielo, de Todd Haynes, sobre todo en cuanto a la individualidad femenina que lucha por imponerse en el suburbio norteamericano de mediados de siglo.

Paul Dano liberado

La comparativa anterior adelanta la atención a la estética con la que Dano y su equipo han adornado la cinta, así como la recepción entusiasta que ha tenido. Más precisamente, David Ehrlich, de Indiewire, ha llamado la atención sobre “la magnificencia de sus paisajes”, a su vez enmarcados por encuadres similares a “cuadros de Edward Hopper”. Owen Gleiberman, de Variety, ha destacado la rigurosidad de la dirección artística, que “nos traslada atrás en el tiempo”, añadiendo que Dano tiene un gran ojo para “composiciones sobrias y elegantes”. En nuestras propias palabras, el encorsetamiento autoimpuesto del Dano actor ha derivado en un gran control visual del Dano director, delimitando también de esta forma el trabajo de unos intérpretes que ha sido igualmente reconocido por la crítica. En conclusión, la sensibilidad retirada de este artista se ha trasladado de su figura a su mirada, y con esta extrapolación ha multiplicado y generalizado su alcance. Solo queda que el mismo llegue al público de todas las salas: por ahora su acogida resulta alentadora para que así sea.

El antepenúltimo mohicano

Park City, Utah