Las 10 mejores películas del cine islandés

Una de las buenas noticias que nos ha dejado el circuito de festivales del último lustro ha sido el renacimiento del cine islandés. Hay que decir de antemano que la industria cinematográfica de la nación isleña ha carecido tradicionalmente de los mimbres para una sólida formación. No obstante, pese a independizarse políticamente de Dinamarca en 1944, siempre ha estado al amparo de la corona danesa. Es por ello que su cine está concebido desde la coproducción; al igual que el grueso de sus directores se han formado en el viejo continente. Una labor directoral que tuvo como precursores a Ágúst Gudmundsson y Hrafn Gunnlaugsson en los años setenta. El primero estrenó en 1980 La tierra y sus hijos, una ficción que representó a Islandia en 53ª edición de los Oscars sin demasiada fortuna. El segundo ya llevaba dos filmes en cartera cuando, con su tercer largometraje, When the Raven Flies (1984), una coproducción con Suecia, se coló en las principales categorías de los Guldbaggen, los premios del cine sueco, consiguiendo el galardón a la mejor dirección. La película de Gunnlaugsson, como no podría ser de otra forma, fue también el estandarte de la modesta industria islandesa en los premios de la Academia estadounidense. Por supuesto, sin ningún tipo de posibilidad de avanzar en la competición.

Algo que cambiaría en 1991 con Hijos de la naturaleza, de Fridrik Thor Fridriksson, en la que es, hasta el momento, la única nominación al Óscar para Islandia de su corta historia cinematográfica. Desde entonces, el cine islandés solo ha pasado una vez el corte del apartado; fue en 2012 con The Deep, de Baltasar Kormákur. El éxito de Thor Fridriksson, por otro lado, estableció uno de los ejes narrativos más recurrentes en la filmografía de su país: la soledad y el aislamiento físico y emocional de sus habitantes. La obra de directoras como Kristín Jóhannesdóttir –que este año retornará con Alma, protagonizada por la fallecida Emmanuelle Riva— y Sólveig Anspach fue la precursora del gran presente fílmico que vive Islandia junto a trabajos de realizadores como Oscar Jónasson, Hilmar Oddsson y Gísli Snaer Erlingsson. Este cénit, esta ola artística –que no ideológica— que se inició en los primeros años del nuevo milenio tiene como líderes a Dagur Kári (Corazón gigante, Noi el albino) y el citado Baltasar Kormákur (101 Reykjavík, El mar); representación del mestizaje familiar y educativo de esta nueva generación de directores; y Rúnar Rúnarsson (Concha de Oro del Festival de San Sebastián con Sparrows), Grímur Hákonarson (autor de la multipremiada Rams, el valle de los carneros), Benedikt Erlingsson (De caballos y hombres) y Hafsteinn Gunnar Sigurðsson –el único de esta corriente que apuesta abiertamente por la comedia con cintas como Either Way, Paris of the North y Under the tree—. Un sexteto que está abriendo nuevos caminos para este pequeño país y, de paso, sirviendo de ejemplo para una cinematografía con mucho que decir. Por lo pronto, si quieren descubrir más de Islandia a través de su cine, les dejamos con diez títulos que no deberían perderse.

  • Hijos de la naturaleza de Fridrik Thor Fridriksson (1980).
  • Lágrima de piedra, de Hilmar Oddsson (1995).
  • 101 Reykjavik de Baltasar Kormákur (2000).
  • El mar de Baltasar Kormákur (2002).
  • Nói el albino (2002).
  • Frías luces, de Hilmar Oddsson (2003).
  • Corazón gigante, de Dagur Kári (2016).
  • Rams, el valle de los carneros, de Grímur Hákonarson (2016).
  • Sparrows, de Rúnar Rúnarsson (2016).
  • Under the Tree, de Hafsteinn Gunnar Sigurðsson (2017).

El antepenúltimo mohicano

Park City, Utah.

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