Agnès Varda y el cielo cinéfilo: sus grandes películas

En la edición número 72 del Festival de Cannes nos llevamos una sorpresa enorme. Tanto en los aledaños del Lumière, como en su interior, es normal encontrarse con celebridades en las transiciones a las diferentes salas. Es un ecosistema en apariencia desordenado y en el que hay cabida para este tipo de anécdotas. Uno siempre ejerce de profesional y asiste con calma a estos hechos; aunque, por supuesto, la ilusión emerge en nuestro interior como le ocurriría a cualquier cinéfilo. Así, en una vuelta al cuartel general de esta cabecera en Cannes, coincidimos, casi chocamos, con una anciana muy menuda, que sonreía y saludaba a todos con un gesto muy amable. Les hablamos de Agnès Varda, símbolo femenino de la Nouvelle vague –su pertenencia al movimiento sigue siendo objeto de debate— y una de las autoras más relevantes de la historia del cine. Como decíamos, la estatura de Varda era minúscula no sin embargo su honestidad y, ante todo, su talento. Dos conceptos indisolubles en su filmografía. Una trayectoria llena de experimentos y pequeñas obras pero también cintas rotundas, erigidas en verdaderos clásicos. A continuación, elegimos los cuatro largos esenciales de la directora de Ixelles.

Cleo de 5 a 7, 1962

Corinne Marchand, Antoine Bourseiller, Dorothée Blanck y Loye Payen son los actores principales de la que es, a nuestro gusto, la mejor película de Varda. Presentada en la sección oficial del Festival del Cannes, la cinta narra la tensa espera de Cleo, una joven cantante que se ha hecho un reconocimiento médico. Una tensión que se verá acrecentada cuando una vidente le augure que sufre cáncer y que morirá próximamente. Mientras llega el momento de conocer los resultados, se encuentra con un joven soldado que está a punto de marchar al frente en Argelia. Ambos hablarán sobre lo que les inquieta. Es una obra maestra.

La felicidad, 1965

Oso de Plata de la Berlinale, este filme nos presenta la disyuntiva de François, un joven carpintero que tiene una buena vida conyugal pero cuando conoce a la atractiva Emilie no podrá evitar sentirse atraído por ella. Tras tener un desliz, François deberá aclararse: o seguir con su esposa o emprender una nueva relación. Jean-Claude Drouot, Marie-France Boyer, Claire Drouot, Olivier Drouot, Sandrine Drouot, Marc Eyraud, Sylvia Saurel y Paul Vecchiali conforman el elenco de este drama romántico que se cruza, por momentos, con el thriller psicológico.

Jacquot de Nantes, 1991

Obra muy entrañable sobre el proceso de formación de un joven artista. Jacquot Demy –el apellido no es casualidad alguna— es un hijo de once años de un matrimonio feliz conformado por un mecánico y una peluquera que pasan su tiempo libre disfrutando yendo al teatro, asistiendo a conciertos o viendo películas. Justamente eso, una película, es lo que planea el joven tras comprar su primera cámara. Está protagonizada por un brillante Philippe Maron.

Los espigadores y la espigadora, 2000

El compromiso de Varda con el formato documental es clave en su filmografía. De entre sus numerosas piezas, destaca este largo en el que la directora hace un recorrido por Francia buscando a espigadores, recolectores, gente que recoge la basura. Gente que vive de ello, gente que no le queda más remedio que hacerlo por avatares del destino… conforman un universo que captura de forma primorosa una autora, que, a su vez, se otorga el mismo papel: el de recolectora de imágenes. La base de una filmografía fascinante.

El antepenúltimo mohicano

Park City, Utah.

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