Las adaptaciones más curiosas sobre el detective de Baker Street

Según Estudio en escarlata (1887) de Arthur Conan Doyle, el doctor John Watson conocía al famoso detective de Baker Street un 01 de enero de 1881. Siendo como ha sido un personaje que se convirtió en un icono de la cultura pop antes de que existiera siquiera este concepto, y del cual se han hecho innumerables versiones para la pequeña y la gran pantalla, desde SundanceTV queremos conmemorar esta fecha seleccionando, no las adaptaciones más fieles sobre Sherlock Holmes, sino aquellas más curiosas.

La vida privada de Sherlock Holmes, de Billy Wilder (1970)

Filme profundamente incomprendido en su época, que no supo apreciar ni su sutil humor ni el aliento trágico y poético de su historia y sus imágenes, en la actualidad es considerada como una de las mejores propuestas del maestro austríaco. Mezclando el relato de espías con la buddy movie, y aderezada con notas de comedia romántica y de crítica irónica sobre la hipocresía del estamento burgués, el Holmes de Wilder se convierte en emblema de cómo la mediocridad imperante no sabe qué hacer con seres tan inteligentes y libres como este detective.

Asesinato por decreto, de Bob Clark (1979)

La mezcla entre universos que tanto abundaba en las películas de género de bajo presupuesto, en las que con naturalidad convivían Drácula y el monstruo de Frankenstein, es un recurso friki y posmoderno que paulatinamente se ha impuesto en el cine “más serio”. Pionera en este sentido, esta película funde con ritmo, inteligencia y apuntes de crítica social dos personajes míticos del Londres victoriano, uno ficticio, Sherlock Holmes (Christopher Plummer), y el otro real, pero cuya enigmática identidad lo ha convertido en fuente continua de especulación ficcional, Jack el Destripador.

El secreto de la pirámide, de Barry Levinson (1985)

Aunque, si de curiosísimas adaptaciones hablamos, pocas como este vibrante y delicioso clásico del cine de aventuras juveniles de los 80, cuyo título original no deja lugar a dudas sobre su trama: Young Sherlock Holmes. Las peripecias de un adolescente Holmes en un internado londinense para chicos de la alta sociedad dan una fundación apócrifa y mítica a algunas de las constantes del personaje: su lucha contra la superstición; sus dotes de observación; su amistad con Watson; su enemistad con James Moriarty, etc., además de convertir su arraigada soltería en un acto de romanticismo.

Sherlock, de Mark Gatiss y Steven Moffat (2010-…)

Es inevitable mencionar esta serie de televisión por tres razones: primero, porque si de peculiares adaptaciones sobre Sherlock Holmes hablamos, su reinterpretación en el Londres del siglo XXI es de rigor; segundo, porque el formato de la serie, en temporadas de tres episodios de una hora y media de duración, permite equipararlo a telefilmes seriados; y tercero, porque se trata de una creación ingeniosa, divertida y, aunque a simple vista no lo parezca, muy respetuosa con el espíritu del texto –de ahí, por ejemplo, que estemos ante el Watson (Martin Freeman) más fiel al personaje original–, además de incluir elementos de mítica extraliteraria que únicamente un amante del escritor escocés conoce, como la guasa sobre el traje de cazador que Doyle jamás le puso a Holmes en sus escritos y que se popularizó por culpa del ilustrador del periódico donde se publicaron por entregas.

Mr. Holmes, de Bill Condon (2015)

Y si ya hemos hablado de una incursión en la juventud de Holmes, vamos ahora a otra que se sitúa en su periodo de vejez. Adaptación de la novela A Slight Trick of the Mind (2005) de Mitch Cullin, estamos ante un filme que mezcla la reflexión psicológica con el thriller, y tiene lugar en los últimos años de la vida de un Holmes retirado (encarnado por un espléndido Ian McKellen), que ha de lidiar con la demencia senil, una enfermedad que lo está despojando de su único asidero en un mundo en el que siempre ha sido un outsider: su inteligencia.

El antepenúltimo mohicano

Park City, Utah.

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