Por el estreno de la última película de Jean-Pierre y Luc Dardenne, repasamos su filmografía

Llega nuestras salas El joven Ahmed, el último filme de un tándem creativo, los hermanos Dardenne, que se ha convertido en un alto imprescindible en el arte de nuestros días, por lo que acumulan innumerables premios en festivales y academias de cine de todo el mundo. Con sus obras, tan duras como esperanzadas, y por tanto profundamente humanistas, el denominado “cine social” ha dado un giro que ha trascendido el mero componente de denuncia y se ha dejado sentir en otros autores del género. Queremos rendirles un merecidísimo homenaje en SundanceTV con su filmografía selecta.

La promesa (1996)

Aunque no fue el primer largometraje de los Dardenne, sí se trató de la primera de sus obras de ficción que definió su estilo y sus temas recurrentes, además de presentarnos a Jérémie Renier y Olivier Gourmet, sus actores fetiche. De hecho, los inicios como documentalistas de los cineastas fueron decisivos para incorporar al relato esa textura hiperrealista que lo caracteriza, mientras que su argumento sobre el adolescente Igor, que despierta a la ética y al altruismo por culpa de una promesa hecha a regañadientes, construye un relato de redención moral que subyace en la base de todos sus dramas.

Rosetta (1999)

Película más sutil que la anterior, dado que los autores reducen a mínimos la trama y las coordenadas sociales, psicológicas y aun vitales de su protagonista –la Rosetta del título (Émilie Dequenne)–, la desesperación de la joven por escapar, a cualquier precio, de la pobreza que la rodea –vive con su madre alcohólica en una caravana– es perfectamente comprendida por el espectador gracias, precisamente, al buscado distanciamiento emocional que implica ese punto de vista externo de sus cuitas y a la contención con la que estas son expuestas.

El hijo (2002)

La más formalmente radical de todas sus propuestas, en el sentido de que la cámara al hombro y los close-up son tan marcados que descontextualizan la historia y la convierten en un auténtico apólogo universal y casi abstracto, es también la que posee de manera más evidente la estructura de un thriller, encaminada como se halla hacia el desenlace de un angustioso enigma: ¿Cuál es el vínculo que une a Olivier (Olivier Gourmet) con su joven alumno?

El niño (2005)

Con una apuesta visual más sosegada, y en la que resulta de vital importancia el entorno que rodea a la joven pareja protagonista, Bruno (Jérémie Renier) y Sonia (Déborah François), supone una vuelta de los realizadores a los planteamientos visuales y temáticos de La promesa, lo que tal vez explique el protagonismo de Renier, quien también experimenta aquí un camino de redención que no se salda con risas sino con lágrimas, pero que no por ello deja de ser catártico, tierno y liberador.

El silencio de Lorna (2008)

Posiblemente, la obra que sintetiza y depura la ética y la estética de los Dardenne, dado que se permite pequeñas “disensiones” del realismo y la linealidad a ultranza de sus propuestas previas, como el uso de música extradiegética o una brutal elipsis que parte en dos la narración. El lado oscuro de su protagonista, que no es tanto víctima de las circunstancias como cómplice de ellas, da lugar a su obra de madurez, una oda trágica a la compasión y a la solidaridad.

Dos días, una noche (2014)

Cerramos este recorrido con un filme que, aunque esté claramente centrado en denunciar los recortes sociales surgidos tras la crisis de 2008, se aleja de planteamientos políticos para abogar, una vez más, por la dignidad de aquellos que parecen unos miserables a ojos de quienes acumulan bienes materiales pero que, en realidad, devienen héroes simplemente por aferrarse a su humanidad.

El antepenúltimo mohicano

Park City, Utah.

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