Manual de uso: ¿Qué encontramos en el cine de Alexander Payne?

Alexander Payne es uno de los nuestros. Es de esos autores independientes que no se han plegado a otras posibilidades más comerciales (y lucrativas) y siguen fieles a sí mismos; a su estilo, narrativas y temáticas. Hablamos de uno de esos directores que cierra el plano, y se centra en universos mínimos, que abordan los deseos e inseguridades de personajes de la clase media a los que un día, sin esperarlo, les cambia la vida de repente.

Aunque Payne se mueve en coordenadas underground, es uno de los cineastas favoritos para los académicos estadounidenses. Algo que le ha procurado varias nominaciones al Oscar: tres como director, otras tres como guionista –dos se convirtieron en Oscar: Los descendientes y Entre copas— y una como productor. En puridad, todo lo que Payne hace es carne de candidata al Oscar. No importa ni la carestía económica ni el minimalismo de sus historias. Esto hace que todos los actores de prestigio quieran trabajar para él. Pero, más allá de ello, ¿qué encontramos en el cine de Alexander Payne? He aquí algunas claves:

Es uno de los reyes de la sátira: Election (1999)

Preguntarse cuál es la mejor película de Payne es una tarea complicada. En nuestro caso particular, creemos que Election, su segundo largo en solitario, ostenta esta distinción. Una brillantísima Reese Witherspoon, en el que fue su salto al estrellato, un no menos convincente Matthew Broderick, y un enorme sentido del humor, son los grandes valores de esta propuesta que golpea de lleno a cualquier sistema democrático. Es una de las grandes películas independientes del siglo XXI, obviando su excelso palmarés.

Hace de lo cotidiano algo extraordinario: A propósito de Schmidt (2002)

Trabajar con Jack Nicholson no debe ser sencillo; y a la vez debe ser muy fácil viendo el resultado final. Una vez más, está brillante como este eterno cascarrabias que al final desea vivir una nueva vida llena de amor y nuevas aventuras. Una oda a la vejez y a los nuevos giros vitales que supuso la ratificación de Payne en la industria. A propósito de Schmidt es algo más que un filme de actor, es un trabajo sobre la propia vida.

Cuestiona la camaradería masculina: Entre copas (2004)

Con Payne en la cúspide artística, Entre copas supuso toda una celebración. Con vino, sí, pero también con mucha amistad. Paul Giamatti y Thomas Haden Church nunca han estado mejores en este viaje a una de las cumbres de la enología para intentar rescatar emocionalmente a un individuo a la deriva. Además, el filme fue un éxito a nivel comercial. Se demostró que lo indie también vende.

Es un gran director de actores: Los descendientes (2011) y Nebraska (2013)

Finalizamos con sus antepenúltima y penúltima películas. La primera es quizás la más floja de su filmografía, pese a los numerosos premios que atesoró; la segunda, sin embargo es brillante. Como comentábamos al inicio, todos quieren trabajar con Payne, y le corresponden con grandes interpretaciones. Estos son los casos de George Clooney, Bruce Dern, Will Forte, Bob Odenkirk, Shailene Woodley y June Squibb.

El antepenúltimo mohicano

@eamcinema | Park City, Utah.

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